Por quinta vez consecutiva, la legislatura de Nueva York decidió el 7 de junio no aprobar una ley que habría permitido a los residentes del estado con enfermedades terminales cometer suicidio asistido por un médico.
Como ya lo han hecho varios otros estados, la Ley de Ayuda Médica para Morir habría permitido a los pacientes con enfermedades terminales mayores de 18 años con “capacidad de toma de decisiones” solicitar medicamentos letales a un médico con el fin de suicidarse. No se habría permitido morir mediante inyecciones o infusiones letales.
Según la ley propuesta, cualquier persona con una enfermedad terminal que solicitara medicación letal con la intención de acabar con su vida no habría sido considerada suicida. El acto real de tomar medicamentos que acaban con la vida tampoco se consideraría suicidio.
Staten Island Live informó que la sesión legislativa 2023-24 ya ha finalizado, lo que significa que el proyecto de ley no podrá reintroducirse hasta enero de 2025.
Según Good Newsroom, la plataforma de noticias de la Arquidiócesis de Nueva York, el Comité de Respeto a la Vida del Decanato del Ulster celebró el fracaso de la legislatura en aprobar la ley. El Comité lleva meses protestando contra la ley y tiene intención de seguir concienciando sobre la dignidad de la vida.
“Anticipando el regreso de las fuerzas pro-eutanasia a Albany en la próxima sesión, nuestro comité tiene la intención de seguir abogando por las vidas de nuestros vecinos enfermos, ancianos, discapacitados y solitarios contra la falsa compasión del ‘suicidio asistido’ como cura para sus males”, dijo el diácono John Carr, moderador adjunto de la UDRLC.
Como informó anteriormente CatholicVote, la Conferencia Católica de Nueva York también se opuso a la medida.
“El suicidio asistido es peligroso para los pacientes, los cuidadores y las poblaciones vulnerables como los ancianos y las personas con discapacidad. El suicidio no es atención médica”, afirmó la Conferencia, y añadió: “Una política estatal de suicidio asistido por un médico sólo puede conducir a la coerción y el abuso”.
CatholicVote también informó que en otra declaración, la Conferencia enfatizó: “La implementación del suicidio asistido como un ‘tratamiento’ médico aceptado envía el mensaje de que nuestras poblaciones más vulnerables no merecen los recursos que se podrían necesitar para mejorar sus vidas”.