Quiero contarles como fue mi experiencia yendo a ver Hispanoamérica: Canto de vida y esperanza, un documental de José Luis López Linares que me tocó ver lejos de mi país natal y sin duda me tocó el corazón.
Viernes, 11:30 a.m., Cinemex. Llegué con el corazón lleno de expectativas y una emoción casi palpable. Sabía quiénes habían participado (especial admiración a Rafael Aita, Juan Miguel Zunzunegui, Patricio Lons) y tenía una idea de lo que podía esperar de “Hispanoamérica, Canto de Vida y Esperanza”, el nuevo documental de José Luis López-Linares. Sin embargo, lo que encontré superó cualquier anticipación. La obra no solo fue un viaje visual y emocional, sino una experiencia que tocó mis raíces más profundas, mi orgullo peruano y me hizo reconocerme en cada rincón de este gran continente.
Desde los primeros minutos, el documental me arrancó lágrimas en momentos inesperados. Sin darme cuenta, lágrimas emoción habían llenado mi rostro con el Hanacpachap cussicuinin, viendo la majestuosidad de mi querido Cusco. Imaginé lo que sienten todos los que hemos visto este documental en toda la región. Saber que compartíamos una historia rica y compleja, llena de color, de lucha y de sueños comunes. López-Linares nos guía por este camino, enseñándonos a vernos a nosotros mismos desde una perspectiva única y profundamente humana. Es como si cada cuadro del filme nos invitara a abrazar lo que nos hace únicos, pero, sobre todo, a redescubrirnos como hermanos, hijos de una misma historia y de un Dios que nos reconoce iguales.
El documental, una joya que explora los profundos lazos que unen a los pueblos de Hispanoamérica, no se queda en una simple recopilación de hechos o imágenes bellas. Va más allá: es un llamado a romper esas barreras invisibles que nos han sido impuestas, esas barreras de odio y desprecio que – y lo digo sin reservas – vienen en gran parte de siglos de hostilidad y malentendidos, especialmente con la influencia de aquellos que, como Gran Bretaña, han despreciado a España y su herencia católica. “Hispanoamérica” se presenta entonces como un grito de esperanza, una celebración de la unidad y la hermandad que nos hace más fuertes frente a las divisiones externas.
Algo que también me gustaría resaltar, ya que estamos, es que finalmente se profundiza en la historia y legado hispano de los Estados Unidos, reivindicando el rol del imperio en el respeto y desarrollo comunitario hasta la invasión, saqueo y genocidio a manos de los anglosajones.
“Hispanoamérica, Canto de Vida y Esperanza” es el fruto de una producción iniciada en 2022. Grabada en escenarios tan diversos como Ecuador, Perú, México, Bolivia, España y Estados Unidos, el documental es una ventana a la historia compartida de América Española, narrada a través de un despliegue visual deslumbrante. Desde arquitectura hasta música, pasando por una rica iconografía, la película revive el esplendor de un pasado que todavía pulsa en nuestros días.
Gracias a entrevistas con historiadores y expertos, en su mayoría americanos, López-Linares logra un balance entre el rigor histórico y la emotividad. El director no solo ha sabido construir un documental visualmente exquisito, sino que ha logrado capturar la esencia de un continente en su máxima expresión, destacando lo que nos hace ser quienes somos: fuertes, resilientes y orgullosos de una herencia compartida.
López-Linares no es un nombre nuevo en el cine documental. Con tres premios Goya y múltiples reconocimientos internacionales, su filmografía es un reflejo de su pasión por desentrañar las complejidades de la historia y el arte. A lo largo de su carrera, ha trabajado con cineastas de renombre como Carlos Saura y Alain Tanner y ha llevado su obra a los festivales de cine más importantes del mundo.
Con “Hispanoamérica, Canto de Vida y Esperanza”, López-Linares ha logrado crear algo que no es solo una película: es un legado. Este documental no es solo una mirada al pasado, sino un puente hacia el futuro que invita a las nuevas generaciones a redescubrir sus raíces y entender que, juntos, somos más fuertes.
Este es un documental que, sin duda, debería ser visto por todo hispanoamericano que desee sentir orgullo por su historia, su identidad y su fe. En una época donde el individualismo y la fragmentación parecen reinar, este filme se convierte en una poderosa voz de unidad y esperanza.