El Centro de Investigación Cultural de la Universidad Cristiana de Arizona descubrió que millones de personas religiosas, la mayoría de las cuales son cristianas, informan que no votarán en las elecciones de noviembre. Ojo, el infierno está lleno de buenas intenciones.
El estudio relata que sólo el 51% de las “personas de fe”, entre ellas cristianos, musulmanes, judíos, mormones y otros grupos religiosos, tienen previsto votar. Esto significa que aproximadamente 104 millones de personas religiosas no votarán.
El estudio explicó que de los estadounidenses religiosos, el 83% son cristianos.
Entre los cristianos, se estima que 46 millones de protestantes y 19 millones de católicos que asisten a la iglesia no participarán en las elecciones.
Según informa Just the News, el presidente de la Universidad Cristiana de Arizona, Len Munsil, afirmó que el estudio permitió extraer dos conclusiones importantes: “En primer lugar, que los cristianos podrían ser el factor decisivo en muchas contiendas federales y estatales, y están optando por no serlo. Y en segundo lugar, que anhelan que su iglesia local les enseñe a pensar bíblicamente sobre las políticas y la política”.
Aunque muchos de los cristianos encuestados dijeron que su iglesia cubría la enseñanza bíblica sobre temas como la libertad religiosa, la pobreza y el aborto, estos miembros del estudio también afirmaron que estarían interesados en recibir la enseñanza bíblica sobre temas que no eran abordados por sus pastores, incluyendo la inflación (67%), la economía (64%), la inmigración y el control de fronteras (60%) y el crimen, la ley y el orden (59%).
El investigador principal del estudio, el Dr. George Barna, explicó las implicaciones de la baja participación electoral prevista entre los cristianos.
“Los 32 millones de cristianos que asisten regularmente a los servicios religiosos pero que probablemente no voten”, dijo, “representan un margen mucho mayor que el número combinado de votos que decidieron las elecciones de 2020 en estados clave en disputa”.
Barna agregó: “Si los líderes de la iglesia, los familiares y los amigos cercanos usan su influencia para lograr que los votantes reticentes de sus iglesias emitan sus votos el 5 de noviembre, el resultado de las elecciones se verá afectado significativamente”.