Tal es la opinión de Jeff Myers, quien es coautor, junto con Brandon Showalter, del libro en inglés Exponiendo la mentira del género: cómo proteger a niños y adolescentes de la falsa ideología de la industria transgénero. Según Myers, hay análisis de mercado que proyectan que esta será una industria de 2 000 millones el próximo año, y se refirió a la descomunal cifra de 700 millones que el sector salud se gastó en lobbies el año pasado.
El Daily Signal inormó que “un nuevo libro expone la “mentira” de la identidad transgénero, el daño que hace a los niños y las familias, y la ruta del dinero que la sostiene, dicen los autores”.
“El movimiento transgénero es en realidad una industria”, dijo Jeff Myers, presidente de Summit Ministries y uno de los coautores del libro, a The Daily Signal en una entrevista el miércoles. “Las compañías farmacéuticas y los activistas lo utilizan “para elevarse a posiciones de poder político y obtener beneficios obscenos””, señala el artículo.
El Daily Signal da cuenta de que “el libro, “Exposing the Gender Lie: How to Protect Children and Teens from the Transgender Industry’s False Ideology”, salió a la venta el miércoles y está disponible en versión ebook gratuita en el sitio web de Summit. Myers coescribió el libro con Brandon Showalter, periodista de The Christian Post”.
“Myers afirmó”, según la publicación, “que por cada niño al que se prescribe tomar Lupron u otros de los llamados bloqueadores de la pubertad, la compañía farmacéutica gana 30 000 dólares al año”.
La nota agrega que “Myers mencionó los análisis de mercado según los cuales “el año que viene, ésta será una industria de 2 000 millones de dólares, y los analistas de mercado dicen: ‘Entra en la planta baja mientras puedas'”. Mientras tanto, dijo, la industria farmacéutica presionó al Congreso por valor de 700 millones de dólares en 2022, casi 1.5 millones de dólares por miembro del Congreso, o tres veces más que la siguiente industria”.
“Según OpenSecrets, la industria farmacéutica y de productos sanitarios gastó 374 millones de dólares en presionar al Congreso, mientras que todo el sector sanitario gastó 725 millones de dólares. Ambas cifras son superiores a las de cualquier otra industria”, continúa la publicación.
“El proceso médico para los niños diagnosticados con disforia de género -la identificación persistente y dolorosa con el género opuesto al sexo biológico propio- comienza con los llamados bloqueadores de la pubertad (fármacos destinados a retrasar el inicio de la pubertad natural), pasando por hormonas intersexuales (como la testosterona para las niñas y el estrógeno para los niños) y, finalmente, la cirugía para extirpar los senos sanos, las manzanas de Adán y los órganos sexuales y sustituirlos por facsímiles de órganos pertenecientes al sexo opuesto”, añade el Daily Signal.
EL portal vuelve a citar a Myers diciendo que el “Lupron, “el principal fármaco” para bloquear la pubertad, “se utiliza para tratar a los hombres que tienen cáncer de próstata” y “a las mujeres que tienen endometriosis”, pero la Administración de Alimentos y Medicamentos no ha aprobado su uso para los niños con disforia de género, por lo que toda prescripción para ese uso es off-label”.
“Se trata de medicación experimental bajo el supuesto de que se puede mutilar el cuerpo para curar la mente”, añade la cita. “Sin embargo, esta medicalización deja “sin tratar” cualquier problema de salud mental subyacente”, agrega.
Puede leer el artículo completo en inglés aquí.