El expresidente estadounidense Jimmy Carter, fallecido a los 100 años, será recordado por su enfoque en los derechos humanos y la paz, pero también por su firme apoyo a políticas de control poblacional y su respaldo a la llamada “ingeniería social” desde la presidencia (1977-1981).
Carter no solo fue un defensor de estas medidas, sino que consideraba el crecimiento poblacional como una de las mayores amenazas para el desarrollo sostenible y el equilibrio global.
Desde los primeros años de su mandato, Carter destacó la necesidad de reducir el crecimiento demográfico en países en vías de desarrollo como una herramienta para combatir la pobreza y preservar los recursos naturales. En su mensaje al Congreso en 1977, afirmó:
“La presión de la población sobre los recursos del mundo nos obliga a actuar rápidamente para evitar un colapso global.”
A través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), su administración promovió activamente programas de planificación familiar, incluyendo el acceso a métodos anticonceptivos y el financiamiento de organizaciones que apoyaban el aborto en el extranjero. Este enfoque generó controversia, especialmente entre sectores conservadores y religiosos, que acusaron a Carter de imponer políticas neomalthusianas en naciones vulnerables.
El expresidente veía la planificación poblacional no solo como un asunto sanitario, sino como un mecanismo para reconfigurar las dinámicas sociales y económicas. Durante su gobierno, apoyó la difusión del Informe Global 2000, que advertía sobre un futuro catastrófico si no se controlaba el crecimiento poblacional. El documento influyó en políticas internacionales al vincular problemas como la degradación ambiental y la escasez de recursos con el tamaño de la población.
Carter también respaldó políticas domésticas que promovían la igualdad de género, bajo el argumento de que el empoderamiento de las mujeres, incluido su acceso al aborto, era crucial para frenar el aumento demográfico en Estados Unidos.
Aunque algunos lo consideran un visionario por anticipar desafíos como el cambio climático y la presión sobre los recursos naturales, su insistencia en la reducción poblacional y su apoyo a políticas abortistas siguen siendo objeto de críticas. Grupos provida y sectores religiosos han señalado que su enfoque fue menos humanitario y más coercitivo, especialmente en naciones dependientes de la ayuda estadounidense.
Jimmy Carter deja un legado que oscila entre su dedicación a la paz y su controversia como defensor de la ingeniería social. Para muchos, su postura sobre el control poblacional refleja una visión donde la dignidad humana fue eclipsada por la lógica del pragmatismo demográfico.