En una reciente entrevista con Alexandra Cooper, la actual vicepresidente de los Estados Unidos y candidata presidencial, Kamala Harris, mostró una vez más su desconexión con la realidad y su intento de manipular a las mujeres jóvenes en el país.
Durante la entrevista, Harris fue cuestionada sobre la afirmación de que algunos estados en los EE. UU. permiten la ejecución de bebés después del nacimiento. De manera rotunda, respondió: “Eso no está ocurriendo en ningún lugar de los Estados Unidos. No está ocurriendo y es una mentira descarada”. Sin embargo, los hechos cuentan otra historia.
Existen múltiples casos documentados, como en -adivinen- Minnesota, donde al menos ocho niños sobrevivieron a abortos fallidos y en lugar de recibir atención médica, fueron abandonados a morir. Esta situación no es un simple rumor ni una exageración, sino una realidad que Harris elige ocultar porque no los considera seres humanos.
Lo más indignante es que Kamala Harris votó en contra de la Born Alive Abortion Survivors Protection Act en 2019, una ley que buscaba criminalizar el infanticidio a nivel federal y garantizar la atención médica a los bebés que sobreviven intentos de aborto. En otras palabras, Harris ha demostrado con sus acciones que no está dispuesta a defender la vida de estos niños vulnerables, aún cuando sobreviven a uno de los procedimientos más brutales del mundo: el aborto. Y ahora, con descaro, niega que esto esté sucediendo.
Como mujeres, debemos estar alertas y no dejarnos engañar. Esta entrevista de 45 minutos no fue más que un intento descarado de gaslighting, una manipulación para hacernos creer que los problemas que nos preocupan no existen. Es patético que Harris piense que somos tan ingenuas como para aceptar sus palabras sin cuestionarlas.
Es momento de despertar. Kamala Harris cree que somos idiotas, que puede mentirnos y salirse con la suya. Pero las mujeres de este país merecemos la verdad, y no dejaremos que las figuras políticas, por más poderosas que sean, continúen subestimándonos.
Es alarmante cómo las figuras políticas como Harris subestiman nuestra inteligencia, pensando que con simples mentiras pueden desviar la atención de los hechos. Nos quiere ver la cara de idiotas, es la verdad.