Un obispo africano busca avanzar en el caso del primer catequista martirizado en Guinea Ecuatorial durante la década de 1930.
Durante una visita a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) Internacional esta semana, el obispo Miguel Angel Nguema Bee de Ebebiyin compartió la historia de José Si Esono, quien fue mártir por su papel en la primera ola de evangelización en Guinea Ecuatorial.
“Queremos abrir un proceso de beatificación para José Si Esono”, dijo el obispo Miguel Ángel. “Fue un notable ejemplo de gran fe, gracias a quien la evangelización logró penetrar hasta estas zonas”.
El cristianismo llegó por primera vez a Guinea Ecuatorial en 1924, después de que un catequista claretiano se acercara a Esono en un mercado en una ciudad costera a casi 80 millas de su ciudad natal, donde había viajado para vender su café. El misionero le enseñó a Esono, que nunca había oído hablar del cristianismo, cómo rezar el rosario.
El obispo continuó:
Este catequista logró que toda su comunidad abrazara el Evangelio. Es más, también consiguió que aceptaran a los blancos. Los blancos eran considerados hostiles, colonos que maltrataban y oprimieron, pero logró que el pueblo no atacara a los claretianos, intercediendo en su favor. Y así comenzó la primera misión en la diócesis de Ebibeyin. En 2024 celebraremos el centenario de la llegada del Evangelio a mi diócesis.
Sin embargo, varios años después de su misión, Esono intentó convencer a la gente de que dejaran de rezar sus amuletos tradicionales y se los trajeran para quemarlos. Luego, el jefe de la aldea acusó a Esono de brujería y lo quemaron vivo.
Casi cuarenta años después, después de que Guinea Ecuatorial fuera liberada de España en 1968, el país estaba gobernado por una cruel dictadura que prohibía el culto cristiano. Al recordar su propia experiencia de persecución religiosa durante este tiempo, el obispo enfatizó la importancia de los catequistas para mantener viva la fe:
Recuerdo que cuando era pequeña, en los años 70, mi abuela y mi madre nos llevaban los domingos a trabajar a una finca. Nos obligaban a tomar nuestras herramientas y nos adentrábamos en el bosque, donde nos recibiría un catequista y celebraríamos la Palabra de Dios. Tomábamos la comunión espiritual y pasábamos dos horas de discusión, antes de regresar a la comunidad, como si hubiéramos estado trabajando.
El país cuenta actualmente con 46 sacerdotes para atender a más de 347 capillas, según el obispo. Por tanto, añadió, “los catequistas no son simplemente personas que difunden la fe y preparan a los fieles para los sacramentos. También desempeñan funciones de liderazgo en las comunidades. Sin ellos no habría fe”.
Actualmente hay aproximadamente 380 catequistas en la diócesis de Ebebiyin, quienes reciben nueve meses de formación para poder llevar a cabo su trabajo.