El obispo de Juli, Ciro Quispe López, está envuelto en un escándalo mayúsculo que pone en cuestión la pureza que tanto profesaba. Pese a sus esfuerzos por restaurar y poner en valor la Catedral de Puno, una información perturbadora mancharía la reputación del obispo y pondría en tela de juicio su fidelidad a la Iglesia.
Diferentes diarios como Sin Fronteras o La Decana, accedieron a imágenes y audios con contenidos muy subidos de tono. Primero, fotos de la que sería su habitación, con la cama ocupada por alguien; luego alguien levantando una botella de licor “Casillero del Diablo”, capturas de conversaciones en WhatsApp y una fotografía del piso donde yacía un preservativo, su envoltura, algunas colillas de cigarro y más.
Una foto del obispo que, al parecer, sería la captura de una videollamada, porque a un lado de la parte inferior se observa la imagen de una dama, con quien dialogaba. Los gestos graficaban seducción, por decir lo menos. En el último paquete había una foto de condón usado al lado de la cama del prelado. También llegaron dos audios, de 33 y 35 segundos, respectivamente, donde se refiere a una dama, no como un clérigo sino como alguien que se dirige a su pareja.
El obispo no ha contestado a nuestras llamadas para su descargo.
“Mi gorda preciosa estaba intentando llamarte, pero… (suspira) Ay, mi gorda. No sé, tengo tanta vergüenza contigo, tanta vergüenza, me apena tanto no tener un espacio y complicarme yo la vida entre una y otra cosa. Ahorita estaba coordinando unos detalles; mi gorda te sacrifica tanto, tanto y tanto, me da tanta pena eso; en serio me da tanta pena que te tenga que poner así, y la verdad…(se corta)”, se oye en la primera grabación en voz que habría enviado el mismo obispo Quispe López. En el segundo audio, ya con más confianza, se le escucha más cariñoso.
“Te amo mi gorda preciosa, espero que eso vaya bien, y en serio, me vas a disculpar ¡Te amo mucho, gorda!, y me da pena que te ponga en esa situación. Hay mi gorda me da tanta pena; ojalá que podamos tener días tranquilos, no voy a hacer nada esos días, me estoy programando para no hacer nada. Te amo mucho mi gorda preciosa y espero que todo vaya bien, y mañana conversamos. Te amo mucho mi gorda preciosa”, decía.
Al ver al diario Sin Fronteras, buscar información sobre el obispo y al obispo mismo cerca de su residencia, una mujer se aproximó y dijo que laboró con él por más de 5 años y que tras supuestos maltratos, renunció y se quejó a la Sunafil para reclamar sus derechos laborales. La llamaron “Dina” para proteger su identidad y evitar represalias. Ella narró con detalles hasta obscenos, que el obispo tendría una vida terrenal de lujuria, al punto de convertir la casa parroquial en un centro de citas, con furtivos y ocasionales encuentros de pareja.
Dijo que la contrataron para cocinar, pero que el clérigo le hacía limpiar su residencia y le ordenaba que atienda a las mujeres que lo visitaban y que guarde un silencio sepulcral. “Las parejas del obispo son la ‘’Yesica, la ‘Rouz’, la ‘Noni,’ que duerme ahí. La chica es de acá de Puno, la sor Edith… la madre Sandra [era] su conviviente, otras chiquitas son menores que no se les puede mencionar su nombre. El obispo es hijo de una madre soltera y él aprovechándose de las mujeres”, comenzó su relató.
Dina indicó que, después de las ocasionales visitas, al amanecer ingresaba a la habitación para hacer limpieza y encontraba cabellos de mujeres entre las sábanas y en el piso distintas prendas y objetos que harían presumir que el obispo no estaba entregado al culto a Dios sino a la lujuria. “He encontrado [durante la limpieza] calzones, su sábana manchada de sangre de menstruación, ‘aggg’ y ropas de mujeres. Yo tendía la cama del monseñor. Limpiaba. Se acostaba con una chica, pasaron dos, tres días y otra chica llegaba. He encontrado en el piso condones. Tenía que limpiar su habitación. No sé cómo engañaba a las chicas. Antes con el anterior obispo nadie entraba ahí, no dormían ahí”, contó.
Como era de esperarse, el sacerdote avala la teología de la liberación. Como sabemos, es costumbre tener sacerdocios infieles entre los que profesan esta teología nefasta, como el ex presidente paraguayo Lugo, quien tuvo hasta 6 hijos a pesar de ser obispo.
Durante las protestas violentas vividas en el sur del Perú, en diciembre del 2023, llamaba a la paz y al diálogo entre los subversivos y el ejército, cuando fueron los rebeldes quienes quemaron vivo a un policía en Puno e incitaban constantemente la violencia.