Los dos obispos de Dakota del Sur en una carta reciente compartieron la preocupación de un número creciente de fieles católicos que temen que el documento del Vaticano Fiducia Supplicans pueda normalizar el “pecado grave”.
En la declaración unificada del 22 de diciembre, los obispos Peter M. Muhich de Rapid City y Donald E. DeGrood de Sioux Falls recordaron a los católicos que “los ministros de la Iglesia no tienen poder para bendecir el pecado”.
“[Hemos] recibido varias consultas de fieles sobre la Fiducia Supplicans, un documento del Vaticano publicado el lunes sobre el tema de las bendiciones”, decía la carta de los obispos.
Escribieron que “la controversia ha seguido a la publicación de este documento, ya que algunos han aclamado un supuesto cambio novedoso en la perenne enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad, o lo han elogiado como un ‘paso’ hacia tal cambio”.
“Estos pronunciamientos, incluso celebraciones de una interpretación particular, se han escuchado tanto dentro como fuera de la Iglesia”, escribieron. “Es importante entender que el documento mismo deja explícito que la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la sexualidad humana no ha cambiado. Tampoco puede cambiar”.
Recordando a los fieles de Dakota del Sur que “la ley moral es el camino hacia la libertad y la felicidad”, los obispos señalaron que “algunos han expresado además su preocupación de que, como cuestión práctica, Fiducia Supplicans tendrá el impacto de normalizar el pecado grave. De hecho, es preocupante que algunos, incluso en la Iglesia, intenten utilizarlo para este propósito”.
Continuaron,
Cualquier apropiación indebida del oficio docente de la Iglesia de una manera que normalice el pecado contribuye a alejar a las personas del corazón amoroso de Jesús en lugar de acercarlas a él, y debe ser repudiada. Por tanto, debemos tener una comprensión clara de lo que enseña la Iglesia, incluso cuando la virtud de la prudencia nos ayuda a saber cuándo y cómo amonestar el pecado en la práctica.
“No debe haber ambigüedad en cuanto a esta verdad: los ministros de la Iglesia no tienen poder para bendecir el pecado. Hacerlo sería una perversión del propósito mismo de una bendición”, continuaron los obispos, insistiendo en que “no se debe conceder ningún tipo de bendición que parezca una condonación del pecado”.
“El arrepentimiento abre a la persona a la posibilidad del perdón, la reconciliación, la curación, la nueva vida y el florecimiento que Dios desea para cada persona”, explica la carta. “De esta manera, las personas que desean oraciones de bendición encuentran la generosidad de la Iglesia como madre amorosa, que busca atraer a todas las almas a la cercanía del Padre”.
“Volvamos al Señor y busquemos su paz en estos días viviendo en la plenitud de sus verdades reveladas en el Depósito de la Fe”, concluyeron los obispos.