Durante la Misa final de clausura del Sínodo sobre la Sinodalidad, el Papa Francisco dijo que la verdadera reforma de la Iglesia no se logra con “buenas ideas”, sino amando a Dios y al prójimo.
“La Asamblea General del Sínodo ya ha concluido”, dijo el Papa Francisco durante su homilía en la Basílica de San Pedro. “En esta ‘conversación del Espíritu’ hemos experimentado la presencia amorosa del Señor y hemos descubierto la belleza de la fraternidad”; pero señaló que “hoy no vemos el fruto completo de este proceso”.
Al comentar el Evangelio del domingo, el Papa advirtió “contra todo tipo de idolatría; no sólo las mundanas”, sino también “aquellas formas de idolatría disfrazadas de espiritualidad: mis propias ideas religiosas, mis propias habilidades pastorales”.
“Puede que tengamos muchas buenas ideas sobre cómo reformar la Iglesia, pero recordemos: adorar a Dios y amar a nuestros hermanos y hermanas con su amor, esa es la gran y perenne reforma”, dijo.
“Ésta es la Iglesia que estamos llamados a ‘soñar’: una Iglesia sirvienta de todos, sirvienta de los más pequeños de nuestros hermanos y hermanas. Una Iglesia que nunca exige un certificado de “buena conducta”, sino que acoge, sirve y ama. Una Iglesia de puertas abiertas que es un remanso de misericordia”, añadió.
El Papa Francisco finalizó la homilía agradeciendo a los participantes del sínodo “por el camino que hemos hecho juntos, por vuestra escucha y vuestro diálogo”.
“Al expresar mi gratitud, quisiera también ofrecer una oración por todos nosotros: que crezcamos en nuestro culto a Dios y en nuestro servicio al prójimo. Que el Señor nos acompañe. ¡Sigamos adelante con alegría!” Él concluyó.
La primera parte del Sínodo de la sinodalidad, una reunión de un mes de duración celebrada en el Vaticano, concluyó ayer con la publicación de un documento final. Está prevista una segunda asamblea sinodal final en el Vaticano en octubre de 2024.