Durante su homilía en la Solemnidad de la Epifanía, el Papa Francisco reflexionó sobre el significado de la estrella que guió a los Magos hasta el recién nacido Jesús, centrándose en tres características clave: brillo, visibilidad y guía.
La primera característica importante de la estrella, dijo el Papa Francisco en su homilía, es su brillo. Contrastó la luz única de la estrella con el esplendor artificial de los gobernantes terrenales que buscaban el poder.
“Su resplandor artificial y frío, fruto de intrigas y juegos de poder, no podía satisfacer las necesidades de los Magos, que buscaban novedad y esperanza –dijo el Papa–. En cambio, se contentaron con una luz diversa, simbolizada por la estrella, que ilumina y calienta dejándose arder y consumir. La estrella nos habla de esa luz única que puede indicar a todos los hombres el camino de la salvación y de la felicidad, es decir, la del amor. Esta es la única luz que puede hacernos felices”.
El Papa Francisco habló luego de la visibilidad de la estrella, subrayando que es accesible a todos los que la buscan. Afirmó que Dios invita a todos a buscarlo con sinceridad, rechazando cualquier forma de discriminación.
“Dios no se revela a grupos exclusivos ni a unos pocos privilegiados”, afirmó. “Dios ofrece su compañía y guía a quienes lo buscan con un corazón sincero”.
El Papa recordó a los fieles que el amor y la guía de Dios están destinados a todos.
“La estrella nos habla del sueño de Dios de que los hombres y las mujeres de todo el mundo, en toda su rica variedad, formen juntos una familia que pueda vivir armoniosamente en prosperidad y paz”, afirmó.
Por último, el Papa abordó el carácter orientador de la estrella, invitando a los creyentes a emprender una peregrinación espiritual hacia Cristo. Vinculó este viaje al tema del Año Jubilar, animando a las personas a buscar un sentido más profundo a sus vidas y a identificarse como personas del “Camino”, como se conocía a los primeros cristianos.
“Que el Señor nos haga así luces para conducir a los demás hacia Él; que nos haga generosos, como María, en la entrega, acogedores y humildes en el caminar juntos, para poder encontrarlo, reconocerlo y rendirle homenaje –concluyó el Papa Francisco-. Renovados por Él, salgamos a llevar al mundo la luz de su amor”.