Esta mañana, el Papa León XIV celebró la Misa en la cripta vaticana, presidiendo el altar junto a la tumba de San Pedro. En la liturgia del Cuarto Domingo de Pascua, conocido como el Domingo del Buen Pastor, el Papa ofreció reflexiones en inglés e italiano, centradas en el Día de la Madre y la urgente necesidad de vocaciones en la Iglesia.
El Santo Padre comenzó su homilía haciendo referencia al Evangelio del día: “El Evangelio que acabamos de escuchar en este domingo del Buen Pastor: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y me siguen””.
Reflexionó sobre el significado de la imagen del Buen Pastor, especialmente ahora que emprende su nuevo ministerio como Papa.
“Al celebrar el inicio de esta nueva misión ministerial a la que la Iglesia me ha llamado, no hay mejor ejemplo que Jesucristo mismo, a quien entregamos nuestras vidas y de quien dependemos”, dijo el Papa León. “Jesucristo, a quien seguimos, es el Buen Pastor, y es quien nos da la vida: el camino, la verdad y la vida. Por eso celebramos con alegría este día y agradecemos profundamente su presencia aquí”.
Concelebrando con Su Santidad estuvo el Prior General de la Orden de San Agustín, Padre Alejandro Moral Antón. A la misa asistió un pequeño grupo de fieles.
Con motivo del Día de la Madre, el Papa León ofreció un saludo especial: «Hoy es el Día de la Madre. Creo que solo hay una madre presente: ¡feliz Día de la Madre! Una de las expresiones más maravillosas del amor de Dios es el amor que derraman las madres, especialmente hacia sus hijos y nietos».
Destacando la doble importancia del día, el Papa enfatizó la necesidad constante de la Iglesia por las vocaciones: «Este domingo es especial por varias razones. Una de las primeras que mencionaría son las vocaciones».
“Durante el reciente trabajo de los cardenales, antes y después de la elección del nuevo Papa, hablamos mucho sobre las vocaciones en la Iglesia y la importancia de que todos busquemos juntos”, dijo el Papa León. “Primero y principal, dando buen ejemplo en nuestras vidas, con alegría, viviendo la alegría del Evangelio, sin desanimar a los demás, sino buscando maneras de animar a los jóvenes a escuchar la voz del Señor, a seguirla y a servir en la Iglesia. ‘Yo soy el Buen Pastor’, nos dice”.
Pasando al italiano, el Papa León subrayó la misión universal de la Iglesia, basándose en la primera lectura del día: «Ahora añadiré solo una palabra, también en italiano, porque esta misión que llevamos a cabo ya no se dirige a una sola diócesis, sino a toda la Iglesia: este espíritu universal es importante. Y también lo encontramos en la primera lectura que escuchamos [Hechos 13:14.43-52]».
“Pablo y Bernabé van a Antioquía”, continuó el Papa. “Primero van a los judíos, pero no quieren escuchar la voz del Señor, y luego comienzan a anunciar el Evangelio al mundo entero, a los paganos. Van, como sabemos, en esta gran misión. San Pablo llega a Roma, donde finalmente también la cumple”.
“También lo expresé de manera muy personal: lo que significa anunciar el Evangelio al mundo entero”, dijo el Papa León. “¡Ánimo! ¡No tengan miedo! Muchas veces Jesús dice en el Evangelio: “No tengan miedo”. Debemos ser valientes en el testimonio que damos, con palabras y sobre todo con la vida: dando la vida, sirviendo, a veces con grandes sacrificios para vivir esta misión”.
Reflexionando sobre la importancia de escuchar, el Papa León compartió una reflexión personal. «Vi una breve reflexión que me hace reflexionar mucho, porque también aparece en el Evangelio», dijo. «En este sentido, alguien preguntó: ‘Cuando piensas en tu vida, ¿cómo explicas dónde has llegado?’. La respuesta que dan en esta reflexión es, en cierto sentido, también la mía, con el verbo ‘escuchar’. ¡Qué importante es escuchar! Jesús dice: ‘Mis ovejas escuchan mi voz’. Y creo que es importante que todos aprendamos cada vez más a escuchar, a dialogar. Ante todo con el Señor: escuchar siempre la Palabra de Dios».
«Entonces también escuchen a los demás», continuó el Papa, «sepan tender puentes, sepan escuchar para no juzgar, para no cerrar puertas pensando que tenemos toda la verdad y que nadie más puede decirnos nada. Es muy importante escuchar la voz del Señor, escucharnos a nosotros mismos en este diálogo, y ver adónde nos llama el Señor».
El Papa León concluyó invitando a los fieles a caminar juntos: “Caminemos juntos en la Iglesia, pidamos al Señor que nos dé esta gracia de poder escuchar su Palabra para servir a todo su pueblo”.
Al final de la Misa, el Papa se detuvo en oración ante las tumbas de sus predecesores y delante del nicho de los Palios.
El nicho se llama «de los Palios» porque dentro de una urna de bronce se guardan los palios. Los palios son bandas de lana blanca sobre las que sobresalen seis cruces de seda negra. Están hechos con la lana de dos corderos blancos bendecidos el 21 de enero en la Basílica de Santa Inés. Los palios, bendecidos por el Papa el 29 de junio, festividad de los santos Pedro y Pablo, constituyen una insignia litúrgica y son las insignias de los arzobispos metropolitanos.