El Papa León XIV elogió este fin de semana a parejas casadas recientemente canonizadas como San Luis y Celia Martín, diciendo que el reconocimiento de la Iglesia hacia ellos subraya que el mundo de hoy necesita el testimonio de la alianza matrimonial para encontrar el amor de Dios y combatir las fuerzas “que destruyen las relaciones y las sociedades”.
En la familia, la fe se transmite junto con la vida, de generación en generación. Se comparte como la comida en la mesa familiar y como el amor en nuestros corazones. De esta manera, las familias se convierten en lugares privilegiados para encontrarnos con Jesús, que nos ama y desea siempre nuestro bien», dijo el Papa León XVI en la homilía del 1 de junio durante la Misa en el Vaticano con motivo del Jubileo de las Familias, los Niños, los Abuelos y los Ancianos.
Reflexionó sobre la oración de Cristo en la lectura del Evangelio de Juan 17 para que “lleguen a ser completamente uno” y habló sobre cómo las personas son interdependientes.
“Queridos amigos, hemos recibido la vida antes de desearla”, dijo el Papa León, señalando que, como dijo el difunto Papa Francisco en enero, nadie elige nacer.
No solo eso. Desde que nacimos, necesitamos de los demás para vivir; abandonados a nuestro propio destino, no habríamos sobrevivido —continuó el Papa León—. Alguien nos salvó cuidándonos en cuerpo y alma. Todos estamos vivos hoy gracias a una relación, una relación libre y liberadora de bondad humana y cuidado mutuo.
Pero a veces esa bondad es traicionada, lo que causa heridas profundas e incluso la muerte. El Papa León dio el ejemplo de «cuando se invoca la libertad no para dar la vida, sino para quitarla; no para ayudar, sino para herir».
Sin embargo, en medio de tanto mal y desunión, Cristo puede traer sanación, mientras continúa orando a Dios Padre, dijo el Papa.
“Su oración actúa como un bálsamo para nuestras heridas; nos habla de perdón y reconciliación”, dijo el Papa León. “Esa oración llena de significado nuestra experiencia de amor mutuo como padres, abuelos, hijos e hijas. Eso es lo que queremos proclamar al mundo: estamos aquí para ser ‘uno’ como el Señor quiere que seamos ‘uno’, en nuestras familias y en los lugares donde vivimos, trabajamos y estudiamos. Diferentes, pero uno; muchos, pero uno; siempre, en cada situación y en cada etapa de la vida”.
Si vivimos este amor arraigado en Cristo, «seremos un signo de paz para todos, en la sociedad y en el mundo», dijo el Papa. «No lo olvidemos: las familias son la cuna del futuro de la humanidad».
La beatificación y canonización de matrimonios, entre ellos la familia mártir Ulma, los Martin – padres de Santa Teresita del Niño Jesús – y los beatos Luis y María Beltrame Quattrocchi, son «un signo que nos llena de alegría pero también nos hace reflexionar», afirmó el Papa León.
“Al señalarlos como testigos ejemplares de la vida conyugal”, afirmó el Papa León, “la Iglesia nos dice que el mundo de hoy necesita la alianza matrimonial para conocer y acoger el amor de Dios y para vencer, gracias a su poder unificador y reconciliador, las fuerzas que destruyen las relaciones y las sociedades”.
Por eso —continuó—, con un corazón lleno de gratitud y esperanza, quiero recordar a todos los matrimonios que el matrimonio no es un ideal, sino la medida del verdadero amor entre un hombre y una mujer: un amor total, fiel y fecundo (cf. San Pablo VI, Humanae Vitae , 9). Este amor los hace una sola carne y les permite, a imagen de Dios, compartir el don de la vida.
El Papa instó a los padres a ser ejemplos de integridad para sus hijos, a educarlos con virtud y a ver siempre lo bueno en ellos. Los animó a cultivar esta bondad, añadiendo: «Y ustedes, queridos hijos, sean agradecidos con sus padres».
“Decir ‘gracias’ cada día por el don de la vida y por todo lo que conlleva es la primera manera de honrar a tu padre y a tu madre”, continuó, haciendo referencia a los Diez Mandamientos.
Finalmente, queridos abuelos y ancianos, les recomiendo que velen por sus seres queridos con sabiduría y compasión, y con la humildad y paciencia que da la edad —dijo—. En la familia, la fe se transmite junto con la vida, de generación en generación. Se comparte como la comida en la mesa familiar y como el amor en nuestros corazones. De esta manera, las familias se convierten en lugares privilegiados para encontrarnos con Jesús, que nos ama y desea nuestro bien siempre.
Al concluir, el Papa León afirmó que la oración de Jesús recuerda a los fieles “que un día todos seremos uno unum : uno en el único Salvador, abrazados por el amor eterno de Dios”.