El Parlamento del Reino Unido votó 379-137 el 17 de junio para despenalizar el aborto hasta el nacimiento e incluso durante el parto, lo que provocó la protesta de los defensores de la vida que se pronuncian en nombre de las vidas de las mujeres y los niños.
“Esta decisión reduce significativamente la protección de las vidas de los no nacidos y provocará graves daños a las mujeres embarazadas”, afirmó después de la votación el arzobispo John Sherrington, obispo principal en cuestiones de vida de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales.
La BBC informa que la miembro laborista del Parlamento Tonia Antoniazzi encabezó la enmienda despenalizadora, la Nueva Cláusula 1, del Proyecto de Ley sobre Delincuencia y Policía.
El aborto sigue siendo ilegal en Inglaterra y Gales excepto en los casos en que la vida de la madre esté en peligro y tenga menos de 25 semanas de embarazo; aunque con la nueva enmienda las madres embarazadas no pueden ser procesadas o investigadas por la policía por abortar a sus hijos hasta el parto y durante el mismo.
Según la BBC, “la ley seguirá penalizando a cualquiera que ayude a una mujer, incluidos los profesionales médicos, a obtener un aborto fuera del marco legal actual”.
Al promover la enmienda, Antoniazzi argumentó que las futuras madres en embarazos en crisis que se someten a un aborto después de las 24 semanas “necesitan atención y apoyo, y no criminalización”.
El arzobispo Sherrington advirtió en su declaración que la enmienda deja a las mujeres “aún más vulnerables a la manipulación, los abortos coaccionados o forzados” y que “también desalentará la consulta médica y hará más probable el uso de píldoras abortivas para abortos peligrosos en etapas tardías y en el hogar”.
“A menudo se opta por el aborto debido a los desafíos personales que enfrenta la mujer, así como a la falta de orientación y apoyo adecuados”, continuó el arzobispo. “La promulgación de la Nueva Cláusula 1 provocará que las mujeres se sientan más solas, vulnerables y aisladas”.
El arzobispo enfatizó que orar y fomentar la esperanza en este momento es crucial.
“La Iglesia sigue trabajando incansablemente para proteger la dignidad de cada vida”, dijo. “No abandonaremos a las mujeres embarazadas ni a sus hijos no nacidos en su momento más vulnerable. Agradezco a todos aquellos, dentro y fuera de la Iglesia, que comparten este compromiso y continúan sirviendo a los padres necesitados y a sus bebés”.
Ese mismo día, el Parlamento también consideró otras dos enmiendas que no prosperaron. Según la BBC, la diputada laborista Stella Creasey propuso eliminar «todas las cláusulas relacionadas con el aborto de la Ley de Delitos contra la Persona de 1861 —que lo prohíbe— y consagrar el acceso al aborto como un derecho humano». Aunque contó con el apoyo público de 108 parlamentarios, la enmienda no se sometió a votación.
La diputada conservadora Dra. Caroline Johnson propuso una enmienda para exigir a las embarazadas una consulta presencial antes de poder obtener una receta para un aborto químico. Esta enmienda fue rechazada por 379 votos a favor y 117 en contra.