Es verdad que los gigantes comerciales son una auténtica aplanadora ideológica, como es verdad que Bud Light y Target han sufrido las consecuencias de sus políticas. Pero lo ocurrido en Wolfforth, Texas, también es una pequeña gran victoria. Ahí, un café ubicado frente a una escuela secundaria que decidió hacer activismo progresista, organizar cuentacuentos drag y repartir kits con píldoras “del día siguiente”, cerrará sus puertas. Este autodenominado “espacio valiente” quiso ser provocador, pero provocó su salida.
The Federalist informó que “la cafetería de Wolfforth, Texas, que se enfrentó a una inmensa oleada de críticas por celebrar con regularidad actos sexualmente explícitos y repartir Plan B a menores, cierra sus puertas”.
“Los propietarios de Tumbleweed and Sage Coffeehouse, que se describe a sí misma como un negocio de “espacios valientes”, anunciaron esta semana que esperan vender “lo antes posible” la tienda tristemente célebre por su adhesión a la política de izquierdas. Varios comentaristas lamentaron la pérdida de la cafetería, mientras que otros rogaron a los propietarios que vendieran a alguien que compartiera los “valores y la moral” de Tumbleweed and Sage”, señala la nota.
“Tumbleweed and Sage comenzó su andadura en el suburbio de Lubbock (Texas) en 2020 vendiendo café, organizando eventos con temática de libros y promocionando su selección de dulces navideños. En 2022, la cafetería, que se encuentra justo enfrente de una escuela local, se dedicó a promover el izquierdismo asociándose con LubbockPRIDE para organizar horas de cuentos de drag queen “para toda la familia””, continúa la publicación.
“La comunidad del oeste de Texas, abrumadoramente conservadora, tampoco vio con buenos ojos los intentos de Tumbleweed and Sage de tergiversar los valores de sus ciudadanos e inundó la cafetería con declaraciones, llamadas telefónicas, correos electrónicos e incluso protestas pacíficas en las que mostraban sus objeciones a los actos y materiales que sexualizan a los niños. Los propietarios de la cafetería respondieron a las críticas de la comunidad con quejas a los medios de comunicación corporativos de que los habitantes de Lubbock están simplemente “anclados en sus costumbres”. También planearon contraprotestas de temática LGBT en su aparcamiento”, añade The Federalist.
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Foto: michal-parzuchowski/unsplash