En un contexto histórico marcado por el ascenso de ideologías totalitarias, Pier Giorgio Frassati se destacó como un joven cuya vida fue un testimonio de compromiso con la Doctrina Social de la Iglesia y de lucha por la justicia social. Su canonización nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado de la santidad en tiempos de crisis.
Nacido en 1901 en Turín, Italia, Frassati fue un joven cuya vida estuvo profundamente influenciada por su fe católica. Desde temprana edad, mostró un compromiso inquebrantable con la Eucaristía y la oración diaria. Sin embargo, su santidad no se limitó a la devoción privada; se manifestó en su acción pública y en su lucha por la justicia social.
Pier Giorgio Frassati se unió a la Acción Católica y al Partido Popular Italiano fundado por Luigi Sturzo que promovía los principios de la “Rerum Novarum” de el Santo Padre León XIII.
Frassati vivió en una época de agitación política en Italia, marcada por el ascenso del fascismo y el comunismo. Lejos de permanecer neutral, se posicionó firmemente en contra de ambos regímenes totalitarios. Participó activamente en manifestaciones organizadas por la Iglesia, defendiendo con valentía los valores cristianos. En una ocasión, en 1922 durante una protesta en Roma, fue arrestado junto con otros jóvenes católicos, demostrando su disposición a sufrir por su fe.
Los policías que lo habían arrestado, se enteraron de que era hijo de Alfredo Frassati, fundador y propietario del periódico “La Stampa” y quisieron liberarlo.
Pier Giorgio se negó a ser liberado y a tener un trato distinto por ser “hijo de” y decidió quedarse en prisión hasta que el último de los jóvenes católicos manifestantes fuera liberado.
Su padre compartía sus ideales y también se opuso al fascismo, renunciando a su puesto como embajador en Alemania en protesta por las políticas de Mussolini.
Pier Giorgio Frassati vivió una época en donde tanto el fascismo y el comunismo estaban floreciendo, y podemos hacer una correlación del mundo de hace 100 años al día de hoy. En estos tiempos en donde parece que la Ideología de Genero, el Feminismo, el modernismo teológico y litúrgico, el relativismo y el sentimentalismo reinan en el mundo, la figura de Pier Giorgio Frassati surge en un momento de la historia en donde necesitamos tener una figura de un joven que nos inspire totalmente a pelear contra las ideologías ridículas de nuestro tiempo y a instaurar todo en Cristo.
Pier Giorgio Frassati siempre se preocupo por el tipo de educación que estaban promoviendo las universidades de su tiempo. Al día de hoy…¿Cuantos católicos de nuestro tiempo están preocupados por lo mismo por lo que se preocupaba Pier Giorgio Frassati en su tiempo? La preocupación es tan grande que muchos católicos optan por el “homeschooling” para proteger a las futuras generaciones de estas ideologías perversas y al mismo tiempo, combatirlas.
Frassati nos muestra que cuando uno es verdaderamente católico, no se puede ser neutral. Su vida muestra que la coherencia entre la doctrina y la acción es inseparable y se complementan. Defender a los pobres y educar con la verdad mientras que se es firme con la verdad de la doctrina católica NO es opcional. En nuestros tiempos esto quiere decir que nosotros como católicos debemos levantar la voz frente a estas ideologías que niegan la ley natural negando la naturaleza femenina y masculina, la ley divina y la doctrina, por que lo único que hacen estas ideologías es reescribir la naturaleza del ser humano, priorizando el sentimiento sobre la razon misma, la naturaleza de Dios, de su Iglesia y de su Liturgia.
“Llegará el día en el que será preciso desenvainar la espada por afirmar que el pasto es verde”
G.K. Chesterton, escritor y filósofo católico
Además de su activismo político, Frassati dedicó su vida al servicio de los más necesitados. Participó en el Apostolado de la Oración, y fue miembro de la Tercera Orden Dominicana. Su lema, “Verso l’Alto” (“Hacia las alturas”), reflejaba su aspiración a vivir una vida de santidad plena, buscando siempre la gloria de Dios en todas sus acciones.
A pesar de su corta vida, falleciendo a los 24 años por una poliomielitis en 1925, Frassati dejó un legado de compromiso con la fe y la justicia. Su canonización 100 años después, es un reconocimiento a su santidad y dedicación. Sin embargo, es crucial que su figura sea más reconocida y estudiada, especialmente en un contexto donde la santidad parece estar cada vez más vinculada a la visibilidad mediática.
La vida de Pier Giorgio Frassati nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vocación a la santidad. Nos desafía a vivir nuestra fe de manera radical, a comprometernos con la justicia y a servir a los demás con generosidad. En un mundo que a menudo valora la fama y el éxito superficial, Frassati
muestra que la verdadera grandeza se encuentra en la humildad, el servicio y la fidelidad a los principios cristianos.