El Vaticano enfrenta crecientes dificultades financieras bajo el gobierno del Papa Francisco, con donaciones menguantes y pérdidas significativas de inversiones pasadas que agravan su precaria posición.
Según el Economic Times, el déficit operativo de 87 millones de dólares del Vaticano en 2023 y la disminución de las donaciones están afectando significativamente las operaciones de la Santa Sede. Algunos críticos dentro del Vaticano culpan al Papa Francisco por la mala gestión financiera.
Las consecuencias de los problemas financieros del Vaticano se están sintiendo en toda su fuerza laboral. El personal jubilado y el clero son particularmente vulnerables, ya que la disminución de los fondos pone en peligro sus pensiones y su apoyo financiero diario. Esto ha provocado un creciente descontento entre quienes dependen del Vaticano para su sustento.
Si bien este no es el primer obstáculo financiero que enfrenta la Iglesia (las crisis anteriores durante la recesión europea en 2012 y la pandemia de COVID-19 agotaron los recursos), los desafíos actuales parecen más graves, según los analistas financieros, ya que parece que el Vaticano se dirige hacia una posible quiebra.
A los problemas del Vaticano se suman las revelaciones del año pasado de su mayor juicio financiero hasta la fecha, que culminó con la condena en diciembre de 2023 del cardenal Giovanni Angelo Becciu y varios otros por delitos financieros.
El juicio, que comenzó en 2021, destapó una mala gestión atroz, incluida una inversión inmobiliaria fallida en Londres que le costó al Vaticano más de 100 millones de euros. El acuerdo, iniciado en 2014 con fondos de la Iglesia, pretendía desarrollar una propiedad residencial de alta gama, pero fracasó en 2018, dejando al Vaticano con pérdidas masivas.
El cardenal Becciu, ex colaborador cercano del Papa Francisco, también estuvo implicado en el desvío de cientos de miles de euros a su familia y a agentes de inteligencia privados bajo pretextos cuestionables.
El escándalo de Becciu pone de relieve importantes fallos en la supervisión financiera del Vaticano. El cardenal fue acusado de manipulación de testigos para suprimir las pruebas de su ex adjunto, monseñor Alberto Perlasca, testigo clave de la acusación.
Los problemas financieros del Vaticano tienen implicaciones más amplias. La disminución de las donaciones, atribuida en parte a la pérdida de confianza entre los fieles, amenaza la capacidad de la Iglesia para sostener iniciativas globales. Mientras tanto, el escrutinio internacional de la transparencia del Vaticano ha aumentado, en particular a medida que se conocieron los detalles de las transacciones financieras de Becciu.
El Vaticano se enfrenta a un futuro incierto debido a la mala gestión financiera y la disminución de sus recursos. Los críticos sostienen que el Papa Francisco debe abordar urgentemente estas cuestiones para restablecer la confianza y salvaguardar la misión global de la Iglesia. Sin embargo, como persisten las repercusiones de los fracasos pasados y las tensiones financieras actuales, los desafíos siguen siendo formidables.