OnlyFans, aunque presentado como una plataforma para la creación de contenido, ha roto récords en 2023 principalmente a través de la explotación de la sexualidad humana.
Con 239 millones de usuarios activos y más de 5.500 millones de dólares pagados a sus creadores, la realidad detrás de estos números es alarmante desde una perspectiva católica. El crecimiento de esta plataforma, que incentiva el intercambio de contenido explícito a cambio de dinero, es un reflejo de cómo la sociedad está normalizando y legalizando una forma moderna de prostitución.
Este fenómeno tiene consecuencias devastadoras, especialmente para los jóvenes, quienes ven en plataformas como OnlyFans una forma rápida y lucrativa de obtener dinero. Sin embargo, este enfoque distorsiona la dignidad del cuerpo humano, transformando algo sagrado en un objeto de comercio. La Iglesia Católica enseña que el cuerpo es templo del Espíritu Santo y que la sexualidad debe vivirse en el marco del amor conyugal, abierto a la vida, y no como un mero producto de consumo masivo.
Lo más preocupante es cómo esta plataforma esclaviza a muchos, especialmente a los jóvenes, haciéndoles creer que la sexualización de su cuerpo es un medio válido para alcanzar el éxito. Esta tendencia fomenta una cultura hedonista que reduce a la persona a su valor económico, ignorando la verdadera vocación humana hacia el amor y la santidad. La facilidad con la que se accede y promueve este tipo de contenido refuerza una visión distorsionada de la sexualidad, que contradice el plan de Dios para el ser humano.
La creciente popularidad de OnlyFans también genera interrogantes éticas sobre la legalidad y moralidad de permitir que estas prácticas se normalicen bajo el amparo de la “libertad de expresión”. Aunque la plataforma intenta diversificarse con contenido educativo, su principal motor económico sigue siendo la explotación de la sexualidad, lo cual la convierte, en esencia, en una herramienta para la prostitución digital.
Como católicos, debemos denunciar estas tendencias que deshumanizan a las personas, orar por aquellos que caen en estas trampas y promover una cultura que valore la pureza, la dignidad y el respeto por el cuerpo humano. El éxito financiero de OnlyFans es un triste recordatorio de cómo el mundo ha perdido el rumbo, priorizando el dinero sobre la moral y el respeto por la vida humana.