Del gobierno y del poder coercitivo que ejerce para imponer sus demenciales agendas ideológicas hay poco que agregar. Pero sobre las big tech, las otras grandes protagonistas de la censura a los ciudadanos, bien podríamos citar este artículo del Wall Street Journal que habla de la normalización del consumo drogas en Silicon Valley. Ketamina, psilocibina y LSD son algunos de las sustancias que han pasado a formar parte de esa cultura empresarial. Vaya censores…
El Wall Steet Journal informó que “Elon Musk toma ketamina. Sergey Brin a veces toma setas mágicas. Los ejecutivos de la empresa de capital riesgo Founders Fund, conocida por sus inversiones en SpaceX y Facebook, han organizado fiestas con psicodélicos”.
“El consumo rutinario de drogas ha pasado de ser una actividad fuera del horario laboral a formar parte de la cultura empresarial, lo que obliga a los consejos de administración y a los directivos de las empresas a asumir sus responsabilidades ante una plantilla que consume con frecuencia. A la vanguardia están los ejecutivos y empleados del sector tecnológico que ven en los psicodélicos y otras sustancias similares, como la psilocibina, la ketamina y el LSD, una puerta de acceso a los avances empresariales”, señala la nota.
“Ahora mismo hay millones de personas que toman microdosis de psicodélicos”, cita el WSJ a Karl Goldfield, “un antiguo consultor de ventas y marketing de San Francisco que asesora informalmente a amigos y colegas del mundo de la tecnología sobre cómo calibrar la dosis adecuada para lograr la máxima atención”. Según él, dice la publicación, “el camino más rápido para abrir la mente y ver con claridad lo que ocurre”.
“Goldfield no es licenciado en medicina y dijo que aprendió a dosificar a través de la experiencia. Dijo que el número de preguntas que recibe sobre cómo microdosificar ha crecido drásticamente en los últimos meses”, continúa el medio.
La publicación añade que “el movimiento no es un experimento médico o una oportunidad de inversión relacionada, sino una práctica que se ha convertido para muchos en una parte rutinaria de hacer negocios. Conlleva riesgos de dependencia y abuso. La mayoría de las drogas son ilegales. Antes de ser asesinado en abril en San Francisco, Bob Lee, fundador de CashApp, formaba parte de una escena de fiestas underground conocida como “el estilo de vida”, donde el consumo de psicodélicos era habitual. Lee había ingerido drogas, incluida la ketamina, antes de su muerte, según reveló la autopsia”.
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Foto: tim-foster/unsplash