No es una “ordenación”, no es “católica” y no es noticia, sino herejía. Bajo el disfraz de progresismo y lenguaje inclusivo, se pretende confundir a los fieles con un acto inválido, ilícito y cismático, condenado por el Magisterio y el Derecho Canónico. La Iglesia no es una democracia ni una asamblea autogestionada, sino el Cuerpo de Cristo, jerárquico y fiel a la Tradición recibida. Lo que hoy promociona Religión Digital no es más que propaganda de una falsa iglesia paralela.
El colmo de la manipulación doctrinal y periodística nos lo brinda hoy José Manuel Vidal en Religión Digital. Bajo el vergonzoso título: “Christina Moreira será ordenada obispa de la Iglesia católica el 24 de junio en Compostela”, se publica una nota que raya en el descaro y en el abierto desafío a la enseñanza perenne de la Iglesia.
¡Ni el Papa Francisco, a pesar de sus conocidas aperturas, se ha atrevido jamás a cuestionar el Magisterio firme de Ordinatio Sacerdotalis! Mucho menos nuestro actual Pontífice, Su Santidad León XIV, quien ha sido clarísimo en reiterar que el sacramento del Orden está reservado a los varones bautizados, conforme a la voluntad de Cristo mismo.
José Manuel Vidal, en cambio, lanza sin pudor este artículo que presenta como si fuera “noticia eclesial” lo que no es sino un acto simulado, inválido y herético, perpetrado por un grupo cismático sin ninguna comunión con la Iglesia Católica.
Se habla de “sucesión apostólica” transmitida por mujeres que se autoproclaman “obispos”. ¡Pero qué barbaridad! No existe sucesión apostólica fuera de la comunión con el Papa legítimo y los obispos en comunión con él. Toda la teología sacramental católica es pisoteada en este relato que vende humo progresista y confusión doctrinal.
Conviene recordar lo que la Iglesia ha definido de manera definitiva en el magisterio reciente. En la carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis, san Juan Pablo II fue tajante:
“La Iglesia no se considera autorizada a admitir a las mujeres a la ordenación sacerdotal” (Ordinatio Sacerdotalis).
Esta doctrina no es fruto de condicionamientos culturales o sociológicos, como precisó Pablo VI y recoge la misma Declaración:
“La razón verdadera es que Cristo, al dar a la Iglesia su constitución fundamental, su antropología teológica, seguida siempre por la Tradición de la Iglesia misma, lo ha establecido así“.
El Código de Derecho Canónico es igualmente claro y definitivo:
“Sólo el varón bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación.” (Canon 1024).
Esto significa que carece de sujeto válido, y por tanto no hay sacramento. La ceremonia que pretenden realizar el 24 de junio es un simulacro, una parodia sin ninguna eficacia sacramental.
Además, conforme a la normativa vigente de la Iglesia, tanto quienes intentan recibir la ordenación como quienes la confieren incurren en excomunión automática (latae sententiae), reservada a la Sede Apostólica. El propio Código lo establece con toda claridad:
“§ 3. Cualquiera que atente conferir el orden sagrado a una mujer, así como la mujer que atente recibir el orden sagrado, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica; el clérigo además puede ser castigado con la expulsión del estado clerical.” (Canon 1379 § 3)
Por tanto, las mujeres que participen en esta falsa “ordenación” y quienes se la intenten conferir quedan excomulgados ipso facto.
El hecho de que la ceremonia se mantenga en secreto no se debe a ninguna “persecución ideológica” injusta, como insinúa el artículo, sino a que estas acciones están expresamente prohibidas por el Derecho Canónico y son causa de excomunión.
Por otro lado, es importante denunciar que la terminología empleada es una falsificación del lenguaje teológico. En la Tradición católica no existe el término “obispa” como título válido. Es una manipulación semántica más en el intento de socavar la antropología y la eclesiología católicas.
Es también absolutamente falso e ideológicamente perverso presentar a la Iglesia como una “comunidad de base circular e inclusiva” capaz de autogestionarse. La Iglesia católica no es una democracia ni una comunidad autogestionada; es una estructura jerárquica, instituida por Cristo mismo, con el Papa como cabeza visible y los obispos en comunión con él como sucesores legítimos de los apóstoles.
Lo que este grupo intenta construir no es sino una “iglesia paralela”, sin mandato divino ni legitimidad eclesial, en abierta rebelión contra la Iglesia de Cristo.
En conclusión, esta pseudo-ordenación es inválida (carece de sujeto válido), ilícita (prohibida por la Iglesia) y cismática (al romper la comunión con el Papa y los legítimos pastores).
El hecho de que Religión Digital se preste a ser caja de resonancia de semejante desafío al Magisterio y a la unidad de la Iglesia es, como mínimo, gravísimo e irresponsable. No es periodismo católico; es propaganda de la disidencia y de la herejía.
Como periodista católica fiel a la Tradición y formada en la teología de san Agustín, no puedo sino alzar la voz: esto es Herejía Digital, no periodismo religioso. Los fieles deben estar alertas: no es una “ordenación” válida, no es una noticia católica, sino un intento más de minar desde dentro la verdad eterna de la Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo.
Basta ya de confundir al Pueblo de Dios. Que los pastores y obispos fieles levanten la voz. Y que los periodistas católicos no caigamos en la trampa del falso pluralismo doctrinal.