Una reciente revisión sistemática realizada por investigadores sobre las autopsias de personas que recibieron la vacuna contra la COVID-19 “sugiere que existe una alta probabilidad de que exista un vínculo causal entre las vacunas contra la COVID-19 y la muerte”.
La revisión analizó 325 autopsias y una autopsia restringida a órganos de un corazón y descubrió que 240 muertes fueron “consideradas independientemente como directamente debidas a la vacunación contra la COVID-19 o significativamente contribuidas a ella”.
La revisión fue publicada por Science, Public Health Policy and the Law, una revista que según su sitio web, “tiene como objetivo publicar estudios y otras publicaciones científicas realizadas de manera objetiva y ética luego de una rigurosa revisión por pares, evitando al mismo tiempo la ‘ciencia’ impuesta por las narrativas oficiales”.
“Entre los evaluadores, hubo un acuerdo total e independiente (los tres médicos) de que la vacunación contra la COVID-19 contribuyó a la muerte en 203 casos (62,5%). Se consideró que el único caso de autopsia con restricción de órganos estaba relacionado con la vacunación con un acuerdo total”, añadió más tarde la revisión.
El análisis también reveló que la edad media de fallecimiento fue de 70,4 años y que la vacuna más utilizada fue la de Pfizer/BioNTech (41%). El 37% recibió la vacuna de Sinovac, el 13% la de AstraZeneca, el 7% la de Moderna, el 1% la de Johnson & Johnson y el 1% la de Sinopharm.
De las personas que murieron tras recibir la vacuna contra la COVID-19, el 49 % murió por complicaciones cardíacas, el 17 % por complicaciones sanguíneas y el 11 % por problemas respiratorios. Un número menor de personas murió como resultado de complicaciones de otros sistemas orgánicos, como problemas neurológicos o gastrointestinales.
Según la revisión, “la muerte cardíaca súbita fue la causa más común de muerte (21,2%)”, mientras que el tiempo promedio entre recibir una vacuna contra la COVID-19 y la muerte fue de 14,3 días, independientemente de la dosis.
Los investigadores pidieron “más investigaciones urgentes” para confirmar o desmentir sus hallazgos y garantizar la salud pública.
“Se deben realizar autopsias a todas las personas fallecidas que hayan recibido una o más vacunas contra la COVID-19”, escribieron los investigadores en su revisión. “Se recomienda el seguimiento clínico de los receptores de la vacuna contra la COVID-19 durante un período de al menos un año después de la vacunación para garantizar la ausencia de eventos adversos graves que puedan provocar la muerte”.
La reseña completa está disponible aquí.