El brutal asesinato de un sacerdote católico en Colombia a principios de este mes, que al principio parecía ser un ataque aleatorio, es ahora objeto de una investigación más amplia a medida que las autoridades descubren evidencia de un asesinato por venganza.
Según un informe Crux del 10 de junio, el p. Ramón Montejo, de 45 años, fue asesinado por dos venezolanos el 4 de junio en la ciudad fronteriza nororiental de Ocaña mientras se preparaba para ir a una iglesia en el cercano distrito de Beunavista.
Los hombres apuñalaron al P. Montejo varias veces, antes de golpear y atropellar al sacerdote con su propio coche, que los agresores habían robado, según imágenes de CCTV. La policía detuvo a los sospechosos, José Antony Montilla Jovito, de 29 años, y Misael Rodolfo Valdez Pedrosa, de 21, más tarde ese mismo día.
Aunque las autoridades inicialmente creyeron que los atacantes sólo habían matado accidentalmente al P. Montejo cuando se resistió a sus intentos de robar su camioneta, una investigación más exhaustiva supuestamente reveló un motivo oculto.
Según Crux, “los investigadores supuestamente descubrieron que el sacerdote conocía previamente a Jovito e incluso intentó ayudarlo en el pasado. El crimen supuestamente fue motivado por venganza, pero la policía aún no ha revelado más detalles”.
P. Montejo era conocido en toda la comunidad como un líder en Ocaña, donde estuvo involucrado en varios temas humanitarios, incluidas iniciativas para poner fin al “problema generalizado” de los secuestros en Colombia.
Según los informes, el sacerdote también actuó como mediador para ayudar a liberar a las víctimas de sus captores, al tiempo que brindaba apoyo a las familias de las víctimas.
El arzobispo Jorge Alberto Osso Soto de Nueva Pamplona calificó el ataque como “un hecho terriblemente doloroso” en la televisión local luego de que el P. El funeral de Montejo, según el informe. El arzobispo también emitió un comunicado el día del asesinato, condenando la “violencia irracional que costó la vida a un sacerdote que dedicó su vida a difundir el mensaje de paz y amor de Jesucristo”.
“Repudiamos categóricamente un acto de barbarie que atentó no sólo contra la vida de un ser humano, sino también contra los principios fundamentales de convivencia y humanidad”, añade el comunicado.