Hasta 12 sacerdotes en Nicaragua han sido arrestados en la última escalada de persecución contra la Iglesia Católica por parte del régimen dictatorial del presidente Daniel Ortega.
Según un informe del 4 de agosto del Tico Times, la policía nicaragüense llevó a cabo los arrestos estratégicos durante el pasado fin de semana en la Diócesis de Matagalpa, donde sirvió el famoso obispo de la resistencia, el obispo Rolando Álverez, antes de ser exiliado a Roma.
“Varias parroquias han sido asediadas y al menos 12 sacerdotes han sido detenidos arbitrariamente, algunos de los cuales se encuentran desaparecidos y en estado de desaparición forzada”, afirmó el Colectivo Nicaragua Nunca Más en un comunicado.
El diario Havana Times informó el 2 de agosto que, aunque se desconoce el paradero de los sacerdotes, “existen sospechas de que todos fueron llevados al Seminario Interdiocesano Nuestra Señora de Fátima en Matagalpa, que ha sido utilizado en varios casos para el confinamiento forzado de sacerdotes”.
Un sacerdote nicaragüense exiliado dijo a OSV News que “la Diócesis de Matagalpa prácticamente ya no tiene clérigos. Nos han expulsado, presionado y obligado a huir. Las parroquias están solas”.
Continuando, el sacerdote señaló que la Iglesia en Nicaragua enfrenta “ataques de todos lados”, ya que el gobierno no sólo ha desaparecido forzosamente a sus sacerdotes, sino que también ha congelado sus cuentas.
“Su objetivo final es exterminar la iglesia diocesana donde Monseñor Roalndo todavía es obispo”, añadió.
Como informó anteriormente CatholicVote, la última ofensiva gubernamental en Nicaragua, que tuvo lugar a principios de julio, tuvo como objetivo la querida estación de radio católica del país, Radio María, revocando su estatus legal.
Desde que las protestas de 2018 contra las reformas propuestas a la seguridad social sacudieron al país, el presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, han ordenado numerosas y brutales medidas represivas contra la Iglesia Católica, así como varias asociaciones civiles y ONG, que según ellos están actuando como “terroristas”, incitando deliberadamente “disturbios civiles”.