La presión, la facilidad y el ímpetu con el que la cultura y los médicos “ayudan” a la transición de género de sus pacientes, muchos de ellos menores de edad, contrasta con el desinterés y el abandono de los que son víctimas aquellas personas que buscan detransicionar luego de muchos sufrimientos físicos y psicológicos. Prisha, por poner un ejemplo, cuenta acerca de los permanentes rechazos de los médicos a quienes pidió ayuda.
The Federalist da cuenta de cómo “los proveedores de servicios sanitarios no ayudan a las personas transgénero que intentan deshacer el daño causado por la cirugía y las hormonas”.
“Después de haber sido invadida por proveedores de atención sanitaria que le permitieron realizar la transición médica siendo menor de edad”, señala el portal, “Prisha Mosley dice ahora que ha sido abandonada por la comunidad médica mientras intenta superar una complicada y dolorosa detransición”.
“Tenía la impresión de que mis médicos, que me estaban haciendo la transición, me querían. Decían que no querían que muriera, que me estaban salvando la vida, que se preocupaban por mí y que querían que estuviera sana y fuera feliz. Está claro que no me quieren. En cuanto no es rentable, no quieren ayudar”, dijo Prisha, citada por The Federalist.
El artículo también señala que “Prisha tiene un montón de complicaciones médicas que se remontan a los más de cinco años que pasó tomando testosterona y a una doble mastectomía que le practicó un cirujano plástico poco después de cumplir los 18 años. Muchas de esas complicaciones afectan a su sistema endocrino, que engloba las hormonas que regulan casi todos los procesos del organismo, desde el metabolismo hasta el crecimiento y el desarrollo, las emociones, el estado de ánimo, la función sexual y el sueño”.
“Esperaba que, si conseguía que mi sistema endocrino funcionara, podría tomar menos medicación psiquiátrica, porque los niveles bajos de testosterona y estrógenos causan depresión y ansiedad, dos enfermedades para las que estoy medicada y que no me gustan”, explica Prisha, detalla el artículo.
Según la publicación, “Prisha también espera que con los suplementos de estrógenos experimente cierta redistribución muscular y de grasa. Tras años de testosterona que le ensancharon el cuello y los hombros, ahora carga más peso en la parte superior del cuerpo, lo que le provoca dolor crónico. Le duele la garganta, ya no puede cantar ni levantar la voz, y sufre caída del cabello, así como crecimiento de vello en el cuerpo, que tiene que tratar con costosas sesiones de depilación láser”.
Además, el medio añade que “la atención hormonal para arreglar su sistema endocrino, espera, podría ayudarla a ser más femenina – y tal vez fértil de nuevo. Pero dice que todos los médicos de atención primaria, endocrinos, obstetras y ginecólogos a los que se ha dirigido de la lista de su seguro la han rechazado o le han dicho que no pueden ayudarla”.
“Podría llamar y ser rechazada todos los días”, cita el medio a Prisha.
“Las organizaciones profesionales que representan a muchos de estos proveedores afirman ofrecer una atención abierta, inclusiva y de apoyo a las personas “transgénero” y “con diversidad de género”. Esa oferta, al parecer, no se aplica a las personas que quieren dejar de serlo”, continúa la publicación.
Puede leer el artículo completo en inglés aquí.
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Foto: Independent Women’s Forum