Los Amish son esa comunidad que vive todavía como en el siglo XIX alejados de la sociedad y la tecnología , se han sostenido a base de vender sus productos agrícolas durante cientos de años. Resulta que, de los Amish registrados, el 90% son republicanos y protestaron contra la gestión Biden-Harris ejerciendo su derecho a votar.
Un buen día un Amish llamado Amos Miller hacía su ruta diaria para ir a vender la leche de su granja, hasta que se encontró con en diablo el persona: un funcionario del departamento de seguridad alimentaria de Pensilvania.
Tras una discusión por “no cumplir las normas de la FDA”, los agentes tiraron la leche que cargaba este hombre porque no tenía los permisos y los trámites administrativos para la venta. El tipo cual revolucionario de la guerra de independencia se corrió todas las aldeas Amish contando el suceso.
Con más de 90 mil integrantes, la población amish en ese estado es una de las más grandes de Estados Unidos, junto con la de Indiana y Ohio, motivo por el cual representa un segmento importante de votantes. Scott Presler, del comité de acción política Early Vote Action, se convirtió en un estratega determinante para acercar el voto de la comunidad al magnate.
Presler, un activista conservador que lidera este grupo, subió al escenario en el mitin de Trump en Pensilvania y dirigió su discurso directamente a la comunidad amish. Pero antes lideró una campaña puerta a puerta en mercados agrícolas y talleres amish en el condado de Lancaster, distribuyendo materiales de registro de votantes y promoviendo el voto anticipado por correo para evitar la presión social de votar en persona.
Algo caracterizó la campaña de Trump: los americanos tendrán la libertad de vivir como deseen y practicar libremente su religión. Los Amish han dado gran valor a esta promesa y han salido a votar para demostrar su rechazo a las leyes invasivas y fascistas de Biden-Harris.