En su primera visita oficial como presidente en su segundo mandato, Donald Trump viajó a Carolina del Norte y California el viernes para evaluar el daño causado por el huracán Helene y los devastadores incendios forestales que han asolado el condado de Los Ángeles.
Durante su recorrido, Trump no solo se solidarizó con las víctimas, sino que también criticó severamente la respuesta de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), calificándola como “un desastre” y sugiriendo una reforma integral, e incluso su posible eliminación.
La primera parada de Trump fue en Fletcher, Carolina del Norte, donde se reunió con líderes locales para discutir los esfuerzos de recuperación tras el huracán Helene. Posteriormente, el presidente visitó Swannanoa, donde escuchó relatos desgarradores de residentes que enfrentaron las inundaciones.
Thomas Bright compartió cómo pasó cuatro horas en el techo de su casa escribiendo mensajes de despedida para sus hijos y nietos mientras observaba cómo las aguas arrastraban casas, remolques y cuerpos. Otro caso impactante fue el de Mona Nix-Roper, cuya casa quedó aislada tras la destrucción de caminos y puentes. Ella describió cómo su hijo caminó cinco millas para rescatarla y, en el camino, encontraron los cuerpos de vecinos ahogados.
Muchos residentes expresaron frustración por la falta de respuesta de FEMA, incluyendo a Nix-Roper, quien afirmó que había estado solicitando ayuda desde el 27 de septiembre sin recibir respuesta. “Para nosotros, hoy sigue siendo el 27 de septiembre. No hemos recibido ayuda”, dijo.
Trump prometió acelerar los esfuerzos de recuperación, incluyendo el financiamiento federal de hasta el 75% para los costos de reconstrucción. Asimismo, anunció su intención de firmar una orden ejecutiva para reformar FEMA y permitir que los estados, como Florida y Oklahoma, manejen directamente los desastres.
Tras su visita a Carolina del Norte, el presidente y la primera dama, Melania Trump, viajaron a California para abordar la devastación causada por incendios forestales en el condado de Los Ángeles. En una mesa redonda con la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, y funcionarios locales, Trump criticó duramente la respuesta estatal y municipal al desastre, calificándola de incompetente y politizada.
Trump se comprometió a eliminar barreras burocráticas mediante una orden ejecutiva que permita abrir válvulas de agua en áreas afectadas y agilizar los permisos federales para la reconstrucción. “Un permiso federal puede tardar 10 años… Nosotros no queremos que tome ni 10 días”, afirmó.
Los funcionarios locales también han sido objeto de duras críticas. Líderes comunitarios y empresariales señalaron la mala gestión del jefe de bomberos de Los Ángeles, Kristin Crowley, y la falta de preparación del estado bajo el liderazgo del gobernador Gavin Newsom.
Durante ambas visitas, Trump destacó su enfoque en poner a las víctimas primero y su disposición a enfrentar la burocracia para acelerar la ayuda. A pesar de los desafíos, el presidente ofreció esperanza y reafirmó su compromiso de apoyar a las comunidades afectadas. “Vamos a arreglarlo, y vamos a hacerlo rápido”, prometió.
Estas visitas subrayan un contraste entre el enfoque directo y las políticas de acción inmediata de Trump frente a las respuestas más lentas y burocráticas de administraciones anteriores. Con su enfoque en la reforma de FEMA y el empoderamiento de los estados, Trump busca no solo acelerar la recuperación, sino también reestructurar la manera en que el país responde a los desastres.