Los devastadores incendios en California han puesto al gobernador Gavin Newsom y a la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, en el ojo de una tormenta política sin precedentes.
Las políticas ambientales radicales y los recortes presupuestarios a los cuerpos de bomberos han sido el centro de las críticas, especialmente por parte del presidente electo Donald Trump, quien ha exigido la dimisión de Newsom y señalado la ineficiencia de Bass en la gestión de la crisis.
Trump, a través de publicaciones en su cuenta de Truth Social, acusó a Newsom de ser el principal responsable de la falta de agua en la región. Según el mandatario electo, el gobernador se negó a aprobar un plan de restauración hídrica presentado durante su primer mandato, que habría permitido que millones de galones de agua fluyeran a las zonas afectadas por los incendios. “Quería proteger a un pez esencialmente sin valor, pero no se preocupó por la gente de California”, afirmó Trump. También arremetió contra el presidente Joe Biden por dejar a FEMA sin fondos suficientes, calificando la situación como un “desastre heredado” que espera poder solucionar una vez asuma el cargo el próximo 20 de enero.
La alcaldesa Karen Bass tampoco se ha librado del escrutinio público. Fue fuertemente criticada por encontrarse en Ghana al inicio de los incendios y por tardar en regresar a Los Ángeles. Además, sus políticas consideradas woke, como el nombramiento de una jefa del cuerpo de bomberos bajo criterios de equidad e inclusión, han sido puestas en entredicho, especialmente tras los recortes de más de 20 millones de dólares al presupuesto del departamento de bomberos. Según documentos internos, esta reducción de fondos limitó gravemente la capacidad de respuesta del departamento ante emergencias como la actual.
En su regreso, Bass intentó defender su gestión asegurando que estuvo en constante comunicación con los responsables de la ciudad y llamó a la unidad de los angelinos frente a lo que calificó como “fake news”. Sin embargo, la situación de los incendios, que continúan sin ser controlados, y la falta de recursos han profundizado las críticas.
Mientras Newsom pide no politizar la tragedia y centrarse en salvar vidas, Trump no ha bajado el tono de sus ataques, reiterando que el gobernador es el único culpable de que una de las zonas más emblemáticas de Estados Unidos “esté ardiendo hasta los cimientos”. Por su parte, la alcaldesa Bass enfrenta una creciente presión por su ausencia inicial y por lo que muchos consideran una gestión ideologizada y carente de previsión.
Los incendios, además de arrasar con miles de hectáreas, han expuesto la división política y las tensiones entre el próximo gobierno de Trump y las autoridades demócratas de California. Con una crisis aún en desarrollo, la presión sobre Newsom y Bass no parece que vaya a disminuir pronto, mientras los ciudadanos esperan una respuesta efectiva ante el desastre.