El miércoles pasado, el presidente Donald Trump firmó con gran entusiasmo su ambicioso paquete legislativo conocido como el “One Big, Beautiful Bill”, una enorme iniciativa que reestructura subsidios, revierte regulaciones ambientales y redefine políticas fiscales en nombre de la libertad económica. Sin embargo, no todos compartieron su entusiasmo. Uno de los primeros y más críticos fue Elon Musk, quien denunció públicamente el gasto masivo de la legislación y se distanció de la visión del mandatario republicano.
“El gasto es insostenible. Esta ley no es hermosa, es una bomba de tiempo fiscal”, escribió Musk en su red social X. Ese comentario fue el punto de quiebre de una relación ya tensa entre ambos líderes, y el preludio de lo que sería un anuncio político sin precedentes.
Este sábado, Musk confirmó lo que llevaba semanas insinuando: el nacimiento del “America Party”, su propio partido político, con la promesa de “devolver la libertad al pueblo estadounidense”. En un mensaje directo a sus más de 180 millones de seguidores en X, el magnate sudafricano afirmó: “Hoy se forma el Partido América para devolverte tu libertad. El sistema bipartidista está roto. Solo sirve al despilfarro y la corrupción”.
La iniciativa llega apenas un día después de que Musk realizara una encuesta entre sus seguidores preguntando si debía fundar un nuevo partido político. La mayoría votó a favor, y Musk respondió con acción. El empresario asegura que este nuevo partido no busca ser simplemente testimonial, sino convertirse en el voto decisivo en el Congreso, concentrando recursos y apoyo en escaños vulnerables de ambas cámaras.
Durante los primeros años del gobierno Trump, Musk era visto como un aliado estratégico. Incluso llegó a formar parte de la administración como director del “Departamento de Eficiencia Gubernamental” (DOGE). Pero el desacuerdo sobre la “One Big, Beautiful Bill” —especialmente por su eliminación del mandato de los vehículos eléctricos— fue el detonante del divorcio político.
Mientras Trump celebraba la aprobación de la ley como una victoria histórica del Partido Republicano, Musk redoblaba su apuesta por una alternativa fuera del esquema tradicional. Entre sus objetivos inmediatos está respaldar a candidatos republicanos disidentes, como Thomas Massie, representante por Kentucky, quien votó en contra del paquete legislativo y ha sido marginado por figuras del entorno MAGA.
La respuesta del presidente Trump no se hizo esperar. En declaraciones a periodistas el domingo, calificó de “ridícula” la idea de crear un tercer partido. “Esto fue desarrollado para dos partidos. Los terceros partidos nunca han funcionado. Solo añaden confusión”, declaró.
Horas después, Trump volvió a cargar contra Musk desde su cuenta en Truth Social, acusándolo de estar “descarrilado” y de buscar generar “caos total y disruptivo”, incluso sugiriendo una cercanía ideológica entre Musk y los demócratas. “Me entristece ver a Elon completamente fuera de control. El sistema no está hecho para terceros partidos. Ya tenemos suficiente caos con los demócratas de izquierda radical”, escribió.
Trump también aprovechó para justificar la eliminación del mandato de los vehículos eléctricos en su ley, recordando que Musk lo había apoyado pese a que esa medida iba contra su industria. “Me sorprendió que Elon no tuviera problema con eso”, añadió, cuestionando también el intento de Musk de nombrar a un amigo cercano para dirigir la NASA, a quien Trump describió como “demócrata de sangre azul”.
Por ahora, el “America Party” de Musk no cuenta con una estructura organizativa formal, ni ha detallado cómo enfrentará los obstáculos legales que enfrentan los partidos minoritarios en EE.UU., como las barreras de acceso a las boletas en los 50 estados o la financiación de campañas competitivas. Sin embargo, el multimillonario ha dejado claro que está dispuesto a usar su fortuna personal para empujar a nuevos candidatos y desafiar el status quo.
Aunque en abril Musk había declarado que se retiraría de la política activa, ahora parece decidido a capitalizar el creciente descontento con el sistema bipartidista, atrayendo tanto a independientes como a republicanos inconformes. Si logra consolidar una base de apoyo y presentar candidatos sólidos, podría transformar el panorama político de cara a 2026.
Por ahora, su anuncio representa más una ruptura ideológica con el trumpismo que una campaña estructurada. Pero el impacto de su decisión ya se siente: una nueva fractura se ha abierto dentro de la derecha estadounidense, y su desenlace aún está por escribirse.