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Donald Trump vuelve a sacudir el tablero cultural con una medida sin precedentes: arancel del 100% a todas las películas extranjeras. Con la promesa de defender la identidad americana, el expresidente plantea una guerra comercial en el terreno del cine.
En una medida que ha sacudido tanto a la industria del entretenimiento como a los mercados internacionales, el expresidente y actual candidato republicano Donald J. Trump anunció la imposición de un arancel del 100% a todas las películas de producción extranjera. Esta decisión, que forma parte de su renovada agenda económica “America First”, tiene como objetivo central proteger la industria cinematográfica estadounidense y, según sus propias palabras, “defender la cultura de la nación frente a la influencia extranjera”.
Durante una conferencia de prensa celebrada en Nueva York, Trump sostuvo que Hollywood ha sido durante décadas una potencia cultural que ahora está siendo amenazada por contenidos foráneos que “no comparten nuestros valores, ni respetan nuestras costumbres”. Añadió que muchos de estos productos audiovisuales, especialmente los procedentes de países como China, Corea del Sur y Francia, reciben grandes subsidios estatales, lo que los hace competir de forma desleal con las producciones nacionales.
“Estamos permitiendo que entren en nuestro país películas que ridiculizan a Estados Unidos, que socavan nuestros principios y que muchas veces tienen mensajes que no se alinearían jamás con lo que representa el pueblo estadounidense”, declaró Trump. “A partir de ahora, si quieren estrenar sus películas aquí, tendrán que pagar”.
El anuncio ha generado reacciones mixtas. Mientras algunos sectores conservadores han celebrado la medida como un paso necesario para preservar la identidad cultural y fomentar la industria nacional, críticos y expertos del sector advierten que podría desatar represalias comerciales y limitar el acceso del público estadounidense a una amplia diversidad de contenidos. Varios distribuidores ya han adelantado que podría haber un retiro masivo de estrenos internacionales de las salas estadounidenses.
Además del impacto cultural, algunos analistas señalan que esta política también puede tener consecuencias diplomáticas, especialmente con aliados estratégicos que tienen fuertes industrias cinematográficas y acuerdos bilaterales con EE.UU. “Este tipo de decisiones pueden abrir frentes innecesarios en medio de un escenario internacional ya tenso”, advirtió una fuente cercana al Departamento de Estado.
Trump, sin embargo, se mostró indiferente ante las críticas y reafirmó que esta es solo una de muchas acciones que tomará en un eventual segundo mandato para “recuperar el control de la economía y la cultura norteamericana”. La Casa Blanca no ha emitido comentarios, pero fuentes del Partido Republicano aseguran que el anuncio ya ha generado entusiasmo en la base electoral del expresidente.