En un giro contundente de su política comercial, el presidente Donald Trump anunció que impondrá aranceles de hasta el 250% a los productos farmacéuticos importados si las compañías no trasladan su producción a Estados Unidos. La medida apunta especialmente a países como China, India y algunos europeos, en un intento por fortalecer la soberanía sanitaria del país y combatir lo que considera una competencia desleal.
Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, el presidente Trump advirtió que su administración está evaluando severos aranceles a la importación de medicamentos y otros productos farmacéuticos como parte de una estrategia para repatriar la producción y poner fin a la dependencia de Estados Unidos respecto a países extranjeros en materia de salud.
“Si quieren vender medicamentos en nuestro país, van a tener que producirlos aquí”, sentenció Trump, dejando claro que la prioridad es garantizar el acceso a productos críticos sin depender de cadenas de suministro extranjeras vulnerables, especialmente tras los efectos evidenciados durante la pandemia del COVID-19.
Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, el presidente Trump advirtió que su administración está evaluando severos aranceles a la importación de medicamentos y otros productos farmacéuticos como parte de una estrategia para repatriar la producción y poner fin a la dependencia de Estados Unidos respecto a países extranjeros en materia de salud.
“Si quieren vender medicamentos en nuestro país, van a tener que producirlos aquí”, sentenció Trump, dejando claro que la prioridad es garantizar el acceso a productos críticos sin depender de cadenas de suministro extranjeras vulnerables, especialmente tras los efectos evidenciados durante la pandemia del COVID-19.
Trump sostuvo que los aranceles podrían alcanzar niveles tan altos como el 250%, una cifra que representa un cambio dramático en la política comercial hacia el sector farmacéutico. El mensaje fue directo: “Las empresas que se benefician de nuestro mercado deben también contribuir al bienestar económico y estratégico de nuestra nación”.
Esta medida responde a una crítica constante del expresidente: muchas de las compañías que producen medicamentos esenciales para los estadounidenses los fabrican fuera del país, en lugares donde los costos de producción son más bajos debido a mano de obra barata, regulaciones laxas y subsidios gubernamentales.
Este anuncio no es aislado, sino parte de una línea coherente con la visión económica nacionalista que Trump ha defendido desde su primera campaña en 2016. Bajo el lema “America First”, ha promovido una agenda de proteccionismo económico, reindustrialización y reequilibrio de las relaciones comerciales.
El sector farmacéutico representa una pieza clave de esta estrategia. Para Trump, el hecho de que medicamentos esenciales —como antibióticos, insulina o tratamientos oncológicos— se produzcan en el extranjero, pone en riesgo la seguridad nacional y la salud de los ciudadanos estadounidenses.
Los principales países señalados por Trump en este anuncio fueron China e India, que actualmente son dos de los mayores exportadores de ingredientes farmacéuticos activos (API) al mercado estadounidense. Además, algunos países europeos también fueron mencionados como parte de esta dependencia.
En 2023, por ejemplo, más del 70% de los ingredientes activos utilizados en medicamentos vendidos en Estados Unidos provenían del extranjero, y más del 40% se originaban exclusivamente en China e India, según datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS).
Los mercados reaccionaron con cautela ante el anuncio, y varias compañías farmacéuticas ya han comenzado a expresar preocupación por el posible incremento en los costos de producción y distribución. Algunas advierten que un cambio tan abrupto en la cadena de suministro podría traducirse en escasez o aumento en los precios de los medicamentos.
Sin embargo, Trump desestimó estas críticas, asegurando que “el pueblo estadounidense merece medicamentos producidos bajo nuestros estándares, con nuestros empleos y nuestra supervisión”. También insinuó posibles incentivos fiscales para las empresas que trasladen sus fábricas al territorio nacional.
En el marco de su nueva campaña electoral, Trump parece estar apostando por una narrativa poderosa: Estados Unidos debe recuperar el control de los sectores estratégicos, especialmente en tiempos de tensiones geopolíticas y posibles futuras pandemias.
Aunque la medida pueda enfrentar resistencia tanto a nivel internacional como dentro del propio sistema de salud estadounidense, políticamente puede rendir frutos entre sectores populares que exigen empleo, seguridad y precios justos para los medicamentos.
Con este nuevo anuncio, Donald Trump reafirma su intención de llevar el combate por la soberanía económica a todos los frentes, incluyendo el farmacéutico. Si la amenaza de aranceles del 250% se concreta, podría reconfigurar no solo las relaciones comerciales internacionales, sino también el panorama sanitario y productivo de Estados Unidos.
La pregunta clave será si el país —y la industria— están preparados para un cambio tan profundo en tan poco tiempo.