La Comisión de Estados Unidos sobre Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) ha emitido una declaración condenando al gobierno del Reino Unido por el arresto injusto de una mujer cristiana que estaba orando en silencio cerca de un centro de aborto.
En su informe anual de 2024, USCIRF destacó el arresto de Isabel Vaughan-Spruce, quien fue arrestada dos veces en 2023 por orar en silencio en una “zona de amortiguamiento” cerca de un centro de abortos en Birmingham, que había sido designado por una Orden de Protección de Espacios Públicos que prohibía todo expresiones de “aprobación o desaprobación” del aborto.
Citado como un ejemplo de “los gobiernos europeos atacan a personas por su expresión religiosa pacífica”, el informe señala que las autoridades “arrestaron e iniciaron una investigación contra Vaughan-Spruce por orar en silencio afuera de una clínica de abortos”.
En respuesta a la mención de su caso por parte de la USCIRF, Vaughan-Spruce escribió en una declaración del 14 de mayo publicada en un comunicado de prensa de Alliance Defending Freedom (ADF) International:
El arresto de personas por orar en silencio ha puesto a Gran Bretaña en una posición de vergüenza mundial. Nadie debería ser criminalizado por sus meros pensamientos: éste es un principio básico de una democracia liberal. Si no podemos hacerlo bien en casa, ¿cómo se supone que vamos a defender los derechos humanos en el escenario mundial?
Me registraron, arrestaron, me metieron en una camioneta de la policía, me acusaron y me juzgaron por un “delito de pensamiento”: orar pacífica e imperceptiblemente afuera de un centro de aborto. Con el apoyo de ADF UK, fui plenamente reivindicado ante los tribunales, pero mi caso no es único. El Ministerio del Interior puede evitar que se repita mi arresto aclarando en sus próximas directrices que, si bien todos condenamos el acoso, la libertad de pensamiento y la conversación consensuada deben seguir siendo libres.
Como señaló ADF en el comunicado, el caso de Vaughan-Spruce es ampliamente considerado como el primer caso de “crimen de pensamiento” en la Gran Bretaña del siglo XXI, ya que fue acusada “a pesar de que ella oró imperceptiblemente y no [expresó] ninguna opinión fuera de su propia mente”.