Mientras los estadounidenses celebran el Día del Trabajo de 2025, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) insta a los católicos a reflexionar sobre cómo la IA está transformando la dignidad del trabajo.
“Cada Día del Trabajo, los estadounidenses reflexionan sobre la sagrada dignidad del trabajo y de quienes lo realizan”, escribió el arzobispo Borys Gudziak, presidente del Comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano de la USCCB.
La reflexión surge en medio de un rápido cambio tecnológico.
“Todos estamos presenciando el auge de la inteligencia artificial en nuestras vidas, tanto en casa como en el trabajo”, escribió el arzobispo Gudziak. “La gente se pregunta qué impacto tendrá la IA en sus trabajos o en los de sus seres queridos”.
Si bien reconoce el bien potencial, como en la atención médica, donde “la IA podría muy bien ayudar en el importante desarrollo de vacunas, medicamentos e incluso el diagnóstico de enfermedades”, el arzobispo advierte que “esto nunca debe suceder a expensas de la dignidad humana”.
“En la atención al paciente, existe el riesgo de que la IA intente reemplazar la compasión humana o suplantar la experiencia humana en la evaluación médica”, escribió. “En muchos sectores, varios trabajadores podrían perder su empleo, lo que afectaría a las familias y las comunidades”.
Basándose en la enseñanza social católica, invoca las advertencias de Rerum Novarum , una encíclica papal de 1891.
El Papa León XIII advirtió que la Revolución Industrial provocó una preocupante brecha de riqueza y poder, profundizando la desigualdad y alimentando la inestabilidad social —señaló el Arzobispo Gudziak—. Hoy, ante la ‘revolución de la IA’, debemos aprender del pasado.
La Iglesia no es anti-tecnología, pero llama al discernimiento, escribió el arzobispo, señalando el llamado del Papa León XIV a abordar la IA con “’responsabilidad y discernimiento’, asegurándose de que sirva al bien común y beneficie a todas las personas”.
El arzobispo Gudziak cita la Antiqua et Nova del Vaticano , que advierte que la IA puede “descualificar a los trabajadores” o “desplazarlos por completo”. Estos impactos, señala Gudziak, “afectan a todos los niveles de empleo”.
“Debemos abogar por el uso responsable de la tecnología, una protección sólida para aquellos vulnerables a la explotación, una red de seguridad social que permita a las personas evitar el ciclo de la pobreza y un trato justo para todos los trabajadores”, continuó.
El arzobispo señaló que los propios trabajadores “deberían ser incluidos en las decisiones empresariales y políticas que darán forma al mundo del trabajo en el futuro”.
El arzobispo Gudziak concluyó instando a los católicos a invocar a San José Obrero, quien como humilde carpintero “modeló dignidad, diligencia y cuidado a través de su trabajo diario y amor a la familia”.
“Por su intercesión”, añadió, “que podamos proteger los derechos de todos los trabajadores, defender con valentía a los vulnerables y garantizar que el progreso tecnológico siempre honre la sacralidad del trabajo humano”.