Empecemos a llamar a las cosas como son: más de la mitad de los Estados Unidos de Norteamérica fueron primero parte del Imperio Católico y posteriormente, fueron los hispanos los primeros en apoyar la causa de la independencia, para liberar a esta gran nación del yugo anglosajón.
Cuando nosotros, como hispanos y católicos, celebramos el 04 de julio, muchos hermanos separados (protestantes) suelen enviar mensajes con tono poco amistoso: “Disculpa, pero fueron los protestantes quienes dieron el grito de independencia. ¿Los católicos qué? Hay que leer historia”. Y pues, ante tal insolencia, hay que empezar a educar como obliga la caridad cristiana.
Como siempre intentamos resaltar, la hispanidad es intrínsecamente católica y es la razón por la cual, desde España hasta las Filipinas y en todo Hispanoamérica, el legado está repleto de fe y tradición. Los católicos hispanos que participaron en la independencia de Estados Unidos, fueron ampliamente reconocidos por los padres de la independencia.
España ha asumido una implicación decisiva [en la independencia]. Es de esperar que esta alianza formidable con la Casa de Borbón no fracasará estableciendo en poco tiempo, la independencia de [los Estados Unidos de] América.
Gral. George Washington en una carta al general de división John Sullivan, 1779
Así como Washington, Thomas Jefferson también resaltó la importancia de nuestro idioma y la vital importancia y protagonismo que ha tenido la hispanidad en la historia de esta nación. Jefferson perfeccionó su aprendizaje del español leyendo El Quijote, en tan solo 19 días, junto con una guía de gramática como apoyo.
El español es de máxima importancia para un americano. Nuestra conexión con España ya es crucial y cada día lo será más. Además de esto, lo más antiguo de la historia americana, está escrito principalmente en español.
Thomas Jefferson
Cabe mencionar que, como es natural, gran parte de la historia se omite en beneficio de ciertas élites. En la mayoría de países de Hispanoamérica, se suele enseñar la historia “precolombina” o “prehispánica”, tener uno o dos párrafos sobre el Imperio Católico Hispano y luego pasar mágicamente a la época republicana. Estados Unidos no es la excepción. Fue el Imperio Católico Hispano el que garantizó los derechos de muchísimos indígenas y conquistaron gran parte de lo que hoy conocemos como Estados Unidos.
Gran Bretaña era por aquel entonces una de las tres mayores potencias del mundo, mientras que los sublevados no tenían armas, pólvora ni dinero para la guerra. En busca de ayuda, el recién creado Congreso de Filadelfia recurrió a tres grandes países rivales de la Corona inglesa, a los que envió cuatro emisarios: Benjamin Franklin a Francia, Arthur Lee y John Jay a España y John Adams a Holanda.
Casi siempre se habla de la importancia de Francia en la guerra de independencia, pero muchos obvian la ayuda hispana, pese a que fue la más paternalista. Y es algo muy común con España y algo que heredó a sus hijos predilectos: Nueva España y El Perú, que siempre han auxiliado a los territorios que fueron suyos, inclusive en la época republicana.
Pues bien, vamos con algunos datos, cortesía de Fisgón Histórico:
Luisiana es uno de los lugares que más estructura hispana conserva. Desde la Plaza Mayor de Nueva Orleans (hoy conocida como Plaza Jackson) con su Catedral en frente y un museo que aún guarda la historia de la misión española en América,
En 1777, Gálvez se convirtió en coronel y gobernador interino de Luisiana. Ese mismo año se casó con Marie-Félicité y tuvieron tres hijos. Su misión como gobernador era ocuparse de las poblaciones nativas, promover el comercio, aumentar la población y proteger la provincia.
También en 1777, Gálvez comenzó a contrabandear suministros para los rebeldes estadounidense por los ríos Misisipi y Ohio. Gálvez dirigió una expedición de tropas estadounidenses a Nueva Orleans antes de que España se uniera al esfuerzo bélico. Cuando España declaró la guerra a Gran Bretaña en 1779, Gálvez comenzó a planificar una campaña militar contra los británicos y capturó Pensacola, Mobile, Biloxi y Natchez, los cuatro puertos británicos en el Bajo Misisipi, con poco más de 500 soldados y solo dos barcos.
Su mayor logro militar fue una victoria sobre las fuerzas británicas cuando atacó Pensacola, en el oeste de Florida, y tomó la ciudad por tierra y mar, lo que resultó ser una de las batallas más largas de la Revolución estadounidense, que duró del 9 de marzo al 8 de mayo de 1781. Esto redujo severamente la cantidad de tropas y barcos británicos que podían enviarse a Yorktown, donde las fuerzas de Charles Lord Cornwallis finalmente se vieron obligadas a rendirse a los continentales de George Washington.
Gálvez es recordado principalmente por su papel en negar a los británicos la capacidad de cercar a los rebeldes estadounidenses desde el sur presionando a las fuerzas británicas en el oeste de Florida y por mantener un flujo vital de suministros para las tropas patriotas en las colonias. Gálvez fue reconocido oficialmente por George Washington y el Congreso de los Estados Unidos por su ayuda durante la Revolución estadounidense.
El rey de España nombró a Gálvez conde y virrey de Nueva España y lo puso al mando de todas las operaciones militares españolas en América. Era popular entre sus electores, pero temido por el cuerpo judicial de Nueva España, llamado la Real Audiencia, porque temían que orquestara una rebelión por la independencia de Nueva España que reflejara la Revolución estadounidense. Enfermó y murió a la edad de 40 años el 8 de noviembre de 1786; algunos especulan que fue envenenado por orden del estado.
En el marco del Bicentenario de la Independencia de los Estados Unidos en 1976, se erigió una estatua ecuestre de bronce de Gálvez en Washington, DC, para conmemorar su servicio y dedicación a la causa patriota. El 16 de diciembre de 2014, Bernardo de Gálvez recibió la ciudadanía honoraria del Congreso de los Estados Unidos y fue citado como héroe de la Revolución Americana.
Esto es solo una muestra de lo mucho que ha aportado el mundo hispano a los Estados Unidos y cuánto el catolicismo ha podido darle a este país.
Siempre que alguien pregunte dónde estábamos los católicos, recuérdenle a la gente lo mucho que aportamos con soldados y recursos para librarnos de esa corona anglosajona que renegó de la auténtica fe por capricho y no dudó un minuto en explotar a sus colonias por poder.
Que este país siempre sea una nación liderada por Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos.
¡Feliz 4 de julio! ¡Hagamos a América católica de nuevo!