La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) anunció una revisión de la “atención de afirmación de género” para “niños con disforia de género” en una victoria para los críticos que han pedido durante mucho tiempo dicha revisión. Sin embargo, no hay que hacerse muchas ilusiones, porque en la junta directiva dicen seguir confiando en los protocolos actuales.
Las intervenciones médicas para “niños trans” pueden incluir bloqueadores de pubertad, hormonas cruzadas, mastectomías dobles para que las niñas parezcan más masculinas y a veces, incluso cirugías genitales para jóvenes mayores.
La AAP autorizó el desarrollo de un “conjunto ampliado de guías para pediatras basado en una revisión sistemática de la evidencia”, señaló la institución en un comunicado de prensa. Sin embargo, los líderes de la AAP también reafirmaron su confianza en las pautas actuales y dijeron que “siguen siendo lo mejor para los niños”.
“La decisión de autorizar una revisión sistemática refleja las preocupaciones de la junta sobre las restricciones al acceso a la atención médica con prohibiciones sobre la atención de afirmación de género en más de 20 estados”, dijo la AAP, que es la asociación profesional de pediatras más grande del país con 67.000 miembros. “La AAP se opone a cualquier ley o reglamento que discrimine a las personas transgénero y de género diverso, o que interfiera en la relación médico-paciente”.
Las pautas actuales de la AAP para las intervenciones médicas transgénero pediátricas incluyen la “afirmación social” de un niño que se identifica como del sexo opuesto, bloqueadores de la pubertad durante dicha etapa, hormonas del sexo opuesto desde la adolescencia temprana en adelante y cirugías “superiores” e “inferiores”, no solo para adultos sino también para adolescentes, según cada caso.
Otras cirugías como la “feminización facial” también se pueden considerar para adolescentes, según las pautas de la AAP. Los bloqueadores de la pubertad se denominan “reversibles” y las hormonas del sexo cruzado como “parcialmente reversibles”.
Sin embargo, tanto los bloqueadores de la pubertad como las hormonas del sexo cruzado conllevan graves riesgos para la salud. Los bloqueadores de la pubertad pueden afectar el crecimiento y la densidad de los huesos y causar disfunción sexual, daño en la voz e infertilidad, entre otros problemas. Las hormonas del sexo cruzado pueden causar infertilidad, coágulos de sangre mortales, ataques cardíacos, mayores riesgos de cáncer de mama y ovarios, disfunción hepática, empeoramiento de enfermedades psicológicas y otras afecciones graves.
Esto sin mencionar las estadísticas de suicidio de jóvenes “trans” que luego se arrepienten de las cirugías, del cambio de sexo o simplemente se encuentran con la cruda realidad: jamás podrán ser del sexo opuesto, sin importar cuántas hormonas o cirugías pasen por su cuerpo. Este fue el caso de Prisha (Abigail) Mosley, como publicamos hace algunas semanas.
“No se está considerando que la disforia de género es mucho más compleja de lo que quieren aparentar”, dice Lucía Meléndez, una de las autoras del libro “Dignos Hasta El Final”. “En toda mi carrera, he observado una obsesión constante por tratar de normalizar el diagnóstico temprano en niños. Esto es un grave error. Los menores no pueden ni deben ser diagnosticados antes de los 16 años y eso suponiendo que para ese punto ya tienen años de observación. Mutilarlos u hormonarlos a temprana edad, en mi opinión profesional, solo implica caer en abuso infantil. Es impresionante a lo que llegan algunos colegas por dinero”, señaló.
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Foto: marisa-howenstine/unsplash