El 23 de noviembre de 2024, Giuliana Caccia y Sebastián Blanco, reconocidos activistas católicos peruanos, anunciaron la anulación del precepto penal que los amenazaba con la excomunión de la Iglesia Católica.
En una audiencia privada con el Papa Francisco, se resolvió el caso que había generado una intensa polémica en torno a las acciones del sacerdote Jordi Bertomeu y la misión vaticana encargada de investigar al Sodalicio de Vida Cristiana en el Perú.
“Gracias a Dios, el precepto penal fue anulado de puño y letra por el propio Santo Padre. Gracias a todos por sus oraciones y su compañía.”
Giuliana Caccia y Sebastián Blanco
La controversia se originó tras las reuniones que ambos activistas sostuvieron con Bertomeu en la Nunciatura Apostólica de Lima. Según Caccia y Blanco, Bertomeu violó la confidencialidad de sus testimonios al compartirlos con periodistas y actores involucrados en la investigación. Este hecho desató una campaña de difamación liderada por figuras de izquierda socialista como Paola Ugaz y Pedro Salinas, quienes aprovecharon la situación para atacar a los activistas. Esto sin mencionar al satanista Escardó, que ya se regocijaba en redes con la idea de su excomunión.
El Vaticano, influido por estos actores, exigió que Caccia y Blanco pidieran disculpas públicas, dejaran de hablar del tema y retiraran una denuncia penal contra Bertomeu por violación del secreto profesional. De no cumplir, se enfrentarían a la excomunión.
Sin embargo, ellos decidieron defender la verdad y llevaron su caso directamente al Papa, quien anuló el precepto sin imponer condiciones adicionales. Ellos comunicaron esto inmediatamente después de salir de la reunión con el Papa Francisco a través de un vídeo en sus redes sociales:
Hola amigos, estamos acá en el Vaticano y ante todo queríamos dar gracias a Dios, al Papa Francisco y a todos ustedes por sus oraciones que nos han acompañado todo este tiempo tan difícil para nosotros.
Giuliana Caccia y Sebastián Blanco desde el Vaticano
Queríamos compartirles, con con mucha alegría, que el santo padre Francisco nos ha recibido hace unos momentos en una audiencia privada y nos ha dado la oportunidad de informarle cómo realmente fueron los hechos que llevaron a esta posible excomunión. Con mucha alegría, como les decía, el Santo Padre ha firmado de puño y letra un documento donde esta excomunión queda anulada. Revocada, el precepto penal queda anulado, con lo cual estamos muy contentos. También nos bendijo y nos animó a que sigamos adelante. En un siguiente video, ya cuando regresemos a Lima, vamos a estar contándoles con mayor detalle todo lo que sucedió en esta audiencia.
La decisión del Papa Francisco es un golpe para quienes intentaron instrumentalizar el caso para socavar a Caccia y Blanco, figuras comprometidas con la defensa de la vida, la familia y la fe católica en el Perú. Esta resolución también pone en evidencia las irregularidades en el manejo del caso por parte de Scicluna, Bertomeu y sus aliados, quienes intentaron silenciar a los activistas mediante presiones y desinformación.
Giuliana Caccia lo resumió claramente en una publicación en El Comercio, que tuvo que hacer para aclarar y desmentir a la sicaria mediática Paola Ugaz:
“Lo importante es que el padre Jordi Bertomeu reveló el contenido de nuestras reuniones confidenciales, generando consecuencias nefastas. Este hecho, incontrovertible, no puede ser ignorado ni justificado”.
La reivindicación de Caccia y Blanco trasciende su caso personal. Representa una victoria para quienes defienden la integridad y la justicia dentro de la Iglesia. La valentía de estos activistas y el respaldo del Papa Francisco envían un mensaje claro: la verdad y la fe no pueden ser manipuladas por intereses ajenos a los principios del Evangelio.
En un tiempo de polarización, este caso invita a reflexionar sobre el valor de la transparencia, la confianza en la justicia divina y el compromiso con la misión de la Iglesia en defensa de sus hijos.